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ARTE - La escultura griega
El origen de la escultura griega
se encuentra en su mitología; a cada dios corresponde una
persona y son numerosos los que forman el conjunto de divinidades helénicas. Es en estas
manifestaciones donde los griegos llegaron a alcanzar la mayor expresión de arte. Sus
características deben verse en la belleza de las proporciones, la nobleza en la expresión de los
rostros, la sencillez natural de la actitud, la pureza y la sobriedad de las líneas y, sobre todo, en
una serenidad no exenta de vigor, que parece simbolizar todo el espíritu griego.
Sin embargo, esta perfección no se alcanzó de golpe, sino que fue el fruto de una esforzada y
lenta gestación. Los mismos períodos de que hemos hablado en el capítulo anterior, podrían
citarse en lo que se refiere a la escultura griega, con ejemplos característicos. Así, después de
las piezas en metales nobles y de las máscaras funerarias micénicas, de gran vivacidad y
naturalismo, la llegada de los dorios al país siembra el germen de lo que significará lo que más
adelante producirá el "milagro griego", ya en tiempo de Pericles.
Los dorios traían un espíritu abstracto, normativo, apegado a la sobriedad de las formas, la
disciplina viril del sentimiento, el rigor mental. Es lo que podría llamarse, el "espíritu clásico".
Encontraron en Grecia poblaciones pelásgicas, ciudades de base jónica, las primeras débiles
culturalmente, las segundas dotadas de un fuerte sentimiento naturalista, apegadas a la gracia
de las líneas, la vivacidad del color, el sensualismo de la naturaleza viva, ya vegetal o humana.
Así como los dorios preferían la fórmula mental, la ecuación artística, los jonios se
caracterizaban por su apego a la vida natural, y su afán de reproducirla en su aparente caos de
sensualidad: eran, como si dijéramos, el "espíritu romántico". Y de la cabal con-substanciación
de esta antinomia, del equilibrio entre ambos extremos, debía surgir un día la perfecta
realización de la estatuaria griega.
Pero mientras tanto, priva con fuerza, en un principio, el temperamento del invasor. En esta
época en que los griegos adoptan la escritura silábica fenicia y en que se forman los diversos
dialectos griegos (hacia 1000 a. de J. C.); en que se redactan los poemas homéricos (800? a. de J.
C.), el concepto del arte se advierte por la cerámica, cuya decoración es estrictamente
geométrica y sin elementos figurados. A fines del período (hacia el 700 a. de J. C.) abandona
lentamente esta rigidez, y refleja un interés mayor por las formas naturales (caballitos y
figurillas de Olimpia) y se fijan de modo general con cierta claridad los diversos
temperamentos: el orden dórico en el Peloponeso, el jónico en Atica, el corintio en Corinto, que
son las bases, ya, del desarrollo artístico posterior.
La Epoca Arcaica, que incluye el llamado período pisistrátido con la cerámica de figuras negras
(siglo VI), aunque mucho más rica en pintura que en escultura, como se verá oportunamente,
registra un proceso en la estatuaria que en el siglo VI, llegará en el arte dórico a un notable
desarrollo.
Esta escultura arcaica presenta todavía formas un poco duras a causa de la falta de naturalidad
de los dorios por un lado y de la imperfección técnica de los jonios, por otro.
Pero en seguida empezó a desarrollarse cuando origen a tres núcleos principales: primero, la
Escuela Dórica y Argiva, con diversas esculturas que todavía están influidas por el arte arcaico;
segundo, la Escuela de Egina, también teñida de arcaísmo aún, y cuyos rostros ostentan una
sonrisa estereotipada, las actitudes son sobrias y enérgicas y la musculatura se encuentra
perfectamente marcada; y, tercero, la Escuela Atica Primitiva, en la que figura un hombre
notable: REGIAS, que había de ser el maestro de Fidias. La famosa estatua el Auriga de Delfos,
pertenece a la Escuela Atica Primitiva.
En cuanto a los jonios, también cultivan la escultura, hasta que muy pronto Atenas, a mediados
del siglo vi, sobrepasa a todo otro centro artístico. Es a esta Atenas, convertida ya en capital del
arte helénico, a la que el triunfo sobre los persas en las guerras médicas (510-460) encontrará en
condiciones de realizar el arte magnífico de tiempos de Fidias. En efecto, Atenas, de origen
jonio, captó de los dorios su espíritu de orden, y realizó la síntesis de todo este proceso artístico
que le venía desde los tiempos micénicos, y en el cual confluyeron armoniosa y
equilibradamente las influencias artísticas de todo el arte antiguo.
En esta forma, la escultura del siglo de Pericles llega a la perfección. Y complementando lo que
llevamos dicho, podemos apuntar, para explicar su notable desarrollo las siguientes causas,
concomitantes con las del arte griego: la influencia de la religión, que trata de hacer de los
dioses los seres más bellos que se pueda; la influencia de las costumbres y los deportes al aire
libre, en que la forma del cuerpo humano es visible constantemente en todo su esplendor; la
indumentaria, que es esencialmente escultórica (hombres y mujeres se envuelven en túnicas
ligeras que flotan en pliegues graciosos y dejan entrever la forma del cuerpo), y el amor de los
griegos por la belleza y su realización en el arte, a la vez que la emulación entre varios artistas
que tratan de alcanzar la mayor perfección posible.