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ARTE - La escultura francesa durante los siglos XIX y XX
La vieja tradición francesa de la escultura continúa durante el siglo XIX con inusitado vigor.
Los escultores más importantes son:
RUDE (1784-1855). — Escultor de gran empuje que busca sobre todo el movimiento en la
escultura. Su obra maestra, y una de las esculturas más admirables que existen, es la que
representa La llamada a las armas, que el pueblo bautizó popularmente como La Marsellesa, y
que decora uno de los lados del Arco del Triunfo, en la plaza de la Estrella de París. Toda la
Revolución francesa parece simbolizarse en esta mujer que, más que correr, dijérase que vuela,
rodeada por patriotas exaltados, en pos de la libertad.
BARYE (1796-1875). — Escultor anima-lista, dotado de gran capacidad de observación
zoológica para reproducir sus figuras de animales con toda vitalidad.
CARPEAUX (1827-1875). — Vigoroso, apasionado y dramático, estaba, al mismo tiempo,
dotado de gran elegancia. Nadie olvidará su famoso grupo de La Danza que decora la ópera,
de París, ni la fuente que representa las cuatro partes del mundo, y que puede admirarse hoy
en la plaza del Observatorio, en la misma ciudad.
CHAPU (1833-1891). — Escultor lleno de gracia y de emoción; su obra máxima es la estatua de
Juana de Arco.
RODIN (1840-1917). — El más grande escultor de los tiempos modernos. Se caracteriza por el
vigor y por la investigación cuidadosa de la forma, al mismo tiempo que por la originalidad de
su arte. Las principales obras de Rodin son las siguientes: El Hombre de la Edad de Bronce, San
Juan Bautista predicando, El Pensador, Los burgueses de Calais, El Beso, y El Pensamiento.
Este hombre supo legarnos otra vida, a la manera de Miguel Angel. Ese San Juan Bautista que
predica para todos los tiempos, parece enseñar la verdad simplemente, y, además, admira el
realismo con que están reproducidos sus músculos. El mármol prodigioso que representa el
beso es indudablemente la consagración más poderosa que el arte haya hecho del amor; y El
Pensador, ese pensador miguelangelesco, que parece roerse el puño para buscar la verdad; en
su frente anidan todos los pensamientos que la humanidad ha pensado, toda la filosofía parece
cristalizarse en un simple cuerpo de hombre, pero, ¡qué hombre, un gigante, casi un dios!
RODIN. EL PENSADOR. Famosa en el mundo entero, esta obra es una de las principales del
gran escultor francés Augusto Rodin.
ESCULTURA FRANCESA DEL SIGLO XX
La gran tradición de Rodin fue continuada por un grupo notable de escultores. BOURDELLE,
retratista de gran vigor y, al mismo tiempo, autor de relieves y de figuras en extremo originales;
MAILLOL, creador de hermosas esculturas  de mujer; DESPIAU y BRANCUSI, artistas en que
comienza a aparecer la escultura
llamada modernista, por más que cultiven aún el arte del
retrato. Debemos mencionar aquí, aunque no son franceses, pero sí destacados escultores
contemporáneos, a EPSTEIN y a ARCHIPENKO, norteamericanos, y al gran maestro
NESTROVIC, yugoslavo, en quien la escultura se libra de las formas académicas para producir
nuevas concepciones mucho más puras.