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ARQUITECTURA Y URBANISMO - La teoría de la Arquitectura
SIMETRIA
No obstante no constituir una preocupación en determinados casos, la Arquitectura se complace,
como si fuera la simetría consubstancial al buen gusto, en tenerla presente al componer. Como si la
simetría física del exterior humano fuera causa de este desvelo, el arte arquitectónico al servicio del
hombre respeta la simetría; y, como en el caso del físico humano, organiza sus masas
equilibrándolas a ambos lados de los ejes. Entendemos por simetría, pues, el equilibrio, y no
necesariamente la igualdad, logrado entre partes de un edificio que distan igualmente de sus ejes
rectores.
Un ejemplo típico del tema lo brinda el templo griego: en éste, el eje de sus fachadas divide las
mismas en dos valores simétricos a dicho eje; y éstos son tan iguales que admitirían una
superposición absoluta, lograda haciendo girar esas dos semifachadas alrededor del eje de simetría
hasta que se tocaran. Pero tan simétrica como la anterior puede aceptarse una obra en que dos
cuerpos de la misma tengan, dentro de iguales desarrollos, una individualidad diferente.
Volviendo al cuerpo humano, ahora decorado, sería el caso de un payaso con un disfraz
carnavalesco, blanco de harina, sobre su izquierda y negro de ébano, sobre su derecha.
Este principio de la simetría se satisface no sólo en los aspectos exteriores de un edificio, sino
también en sus ambientes internos y en la distribución de masas frente a patios, vestíbulos y
corredores. Riguroso su cumplimiento en el criterio clásico, suele verse éste enervado en las
concepciones barrocas.