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ARQUITECTURA Y URBANISMO - La teoría de la Arquitectura
DE LA COMPOSICION
La unidad constituye en Arquitectura, como en toda arte, una preocupación dominante. Cuando se
acepta la variedad, ella reina sólo en las partes, reducidas al común denominador de la unidad,
como es frecuente advertirlo en las soluciones clásicas. Tal cosa significa la repetida expresión
"variedad dentro de la unidad".
Una suma de motivos arquitectónicos, pabellones, cuerpos de un edificio o parciales de sus
detalles, no representan como suma el ideal, sino cuando la interdependencia de las partes asegura
la unidad del conjunto. Ciertas arquitecturas, como las barrocas, exigen que esa unidad se cumpla
al máximo; y en algunas de sus obras se reconoce la acción dictatorial de la Arquitectura
reduciendo a ese sentido unitario a la Escultura y a la Pintura. En ellas, pueden advertirse
enlazadas, sin solución de continuidad, las tres plásticas.
La labor esencial del arquitecto —prueba de fuego de su vocación— está representada por la tarea
de componer. Su deber ordinario, en el dominio de la visión espacial, es organizar útilmente las
partes de ese espacio que el hombre utiliza para su vida material o para su deleite de observador
culto. La Arquitectura, consiguientemente, juego de líneas, planos y volúmenes coordinados,
asegurará una subordinación de las partes al objeto perseguido por la erección del edificio.
En esa subordinación, como en la orquesta cada instrumento, las partes reflejarán su propia razón
de ser, pero en función del todo: unidad de armonía en ésta, unidad de composición en aquélla.