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ARQUITECTURA Y URBANISMO - La sucesión de Roma
ARQUITECTURA ROMANICA
Las invasiones nórdicas que sufrió el imperio romano, fuera de una etapa pacífica, obra de la
relación trabada en la frontera entre romanos y germanos, se desencadenaron violentamente a fines
del siglo IV y durante el V. Tras el viaje y la depredación, algunos invasores pasaron al Africa, tales
los vándalos instalados al sur de España (Vandalucía, hoy Andalucía); y otros se radicaron en las
tierras conquistadas, tales los visigodos al sur de Francia (Aquitania) y en España; los francos en la
Galia (hoy Francia, tierra de los francos); tales los ostrogodos y lombardos, que ocuparon el norte
de Italia; así los anglosajones instalados en el sudeste de Gran Bretaña.
Convertidos al cristianismo, se aplicaron a una suerte de nueva obra civilizada y llevaron a cabo
una arquitectura en la que el esfuerzo por entender y aplicar a su manera la grandeza pasada
produjo singulares consecuencias: suerte de jergas en el arte, no exentas a veces de grandeza, las
llamamos arquitecturas bárbaras.
La medida en que Roma ge interpretada e imitada en estas construcciones la brindan ejemplos
señeros de España, Francia, Alemania, Italia e Inglaterra, entre las que cabe mencionar: la capilla
palatina de Aquisgrán, erigida por Carlomagno; la abadía benedictina de Monte Casino, luego
mejorada bajo el Renacimiento, víctima ilustre de la pasada guerra; y también, San Juan de Baños
(España), San Germán de los Prados (Francia) y San Miguel de Hildesheim (Alemania).
En todas ellas se perfila poco a poco el cuadro de la arquitectura románica, así llamada por
proceder de Roma, verdadero parangón, en lo constructivo, con las lenguas llamadas romances,
que proceden del latín.
Esta, que con su heredera, la gótica, brindará el gran cuadro histórico de la arquitectura medieval
en Occidente, se desenvuelve desde fines del siglo x hasta mediados del XIII; e interesó a Francia,
donde se divide en escuelas; a la Alemania occidental, a Flandes y Holanda, a Italia, España e
Inglaterra; y fuera de Europa, a Palestina en Asia.
Influyeron en su formación la obra anterior latina; los ya citados ensayos de las arquitecturas
bárbaras; los efectos de la obra bizantina y los influjos de Oriente, consecuencia de las tres primeras
Cruzadas, llevadas a cabo entre 1095 y 1189.
Arquitectura severa, que respira sinceridad, ejecutada en piedra al Norte y en ladrillos al Sur, con
escasas ventanas, y por tanto, pobres de iluminación, emplea en sus edificios religiosos bóvedas
visibles interiormente y, a éstas sobrepuestas, techumbres inclinadas, que le otorgan severo carácter
exterior.
Emplea cúpulas sobre planta cuadrada, con pechinas intermedias; y bóvedas de medio cañón y
aristas, soportadas por gruesas paredes robustecidas con salientes contrafuertes. Erige enhiestas
torres rematadas en pirámides aguzadas, los campanarios; y multiplica, a veces, los ábsides. Y al
desenvolver sus templos en plantas de cruz latina
(con ramas desiguales) imprime una severa
jerarquía a la nave principal, que acompaña con dos laterales y que corta transversalmente con el
crucero.
Para ello emplea en abundancia columnas sencillas o en haces de cuatro, adosadas a pilares con
multiplicación de basas y capiteles. Ostentando, además, columnillas y arcos volados sobre las
mismas en sus grandes portadas, ricas en escultura, y las puertas cuyas hojas baten contra un pilar
central.
Gusta de ejecutar en los monasterios bellas galerías, los claustros, cuyos arcos sucesivos descansan
también sobre pequeñas columnas, frecuentemente pareadas; y emplea en la decoración del
moldurado formas geométricas y naturales variadas: dientes de sierra, discos, hojas cuádruples de
trébol, dameros, líneas quebradas, flechas y puntas llamadas de diamante y de cabeza de clavo.
Complaciéndose sus arquitectos en la ejecución de guirnaldas con arcos en festón; en la
presentación de ventanales dobles; y en cierta gravedad, que otorga a sus obras carácter militar.
Merecen particular mención, en Francia, las iglesias de Nuestra Señora del Puerto, en Clermont
Ferrand, y de Nuestra Señora la Mayor, en Poitiers. En Alemania, las catedrales de Tréveris, Worms
y Spira. En Bélgica, finalmente, la catedral de Tournai.