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ARQUITECTURA Y URBANISMO - Sócrates, arquitecto
Deberé callarme, Fedro? Jamás, pues, llegarás a saber qué templos, qué teatros hubiera concebido
en el puro estilo socrático... A pique estaba de hacerte pensar cómo habría llevado mi obra. Lo
primero era desplegar todas las cuestiones, para desarrollar un método sin lagunas. ¿Dónde? ¿Por
qué? ¿Para quién? ¿A qué fin? ¿De qué grandeza? Y circunviniendo cada vez más mi espíritu,
determinaba hasta lo sumo la operación de transformar una cantera y una selva, en edificio, en
equilibrios magníficos... Y componía mi plan, consideraba la intención de los humanos que me
pagaban; tenidos en cuenta localidades, luces, sombras y vientos; y escogiendo el emplazamiento
según su grandeza, su exposición, sus accesos, sus aledaños, linderos y confines y la naturaleza
profunda del subsuelo...
Luego, con materias brutas iba a componer mis objetos totalmente ordenados a la vida y a la
felicidad de la raza bermeja... Objetos preciosísimos para el cuerpo, deliciosos para el alma, y que el
propio tiempo debiera hallar tan duros y difíciles de digerir que sólo pudiera a golpes de siglos
reducirlos, y aun no sin haberles revestido de segunda belleza; una suave doradura, una majestad
sagrada, ambas sobrevenidas, y un encanto en parangones nacientes y de ternura secreta,
circundantes las dos, instituidas para la duración... Pero ya nada más has de saber...
Así, a la ribera del río del Tiempo en la región pálida de ultratumba, explica la sombra del filósofo
Sócrates a la sombra de su discípulo Fedro en qué consiste un arquitecto. El fino escritor francés
Paul Valéry, que amó la Arquitectura y se adentró, más de una vez, en la consideración de sus
problemas, es quien, en su obra Eupalinos, nos ha legado tan bella página. En ella descubrimos el
sentido de la Arquitectura, la naturaleza de sus problemas y la vocación de su servidor, el
arquitecto.
Profesión ejercida desde remotísimos tiempos, las crónicas mencionan a Imhotep, que edificó para
el faraón Zozer su tumba, en pirámide escalonada, como el nombre más antiguo de arquitecto
egipcio que se recuerde (alrededor del 2900 a. de J. C.). Y Gudea, reyezuelo de la Mesopotamia que
edificó en Ur su palacio, nos brinda, en varias estatuas que lo retratan, la iconografía más remota de
arquitecto que se conserva (al. rededor del 2500 a. de J. C.).
Procedente el término del griego (donde significa preeminencia sobre quienes realizan técnicas
constructivas) el arquitecto es hoy un profesional, cuyo título recibe, según los países, de las
universidades o de las escuelas especiales; y cuya actividad se ejerce, atentas modalidades
diferentes, con carácter de libre o sujeta a reglamentación. Confundida frecuentemente con la del
ingeniero (calificado como civil) y con la del maestro de obras (denominado comúnmente
constructor), la misión del arquitecto ni es de técnica pura ni constituye una actividad industrial. Su
habilidad para componer en el proyecto y para dirigir en la ejecución representa una manera
peculiar de actividad, interpolada entre las otras dos; y que aspirando a ser artística, se funda en la
técnica necesaria, hoy procedente de la ingeniería, y en la previsión económica suficiente para erigir
un edificio.
Proyectar en Arquitectura supone en quien lo pretenda clara visión del espacio y fina sensibilidad
artística; y, dirigir una obra, la noción segura de la correlación entre las distintas etapas
constructivas, conocimiento de los hombres y probidad. El proyectar entraña intuición y habilidad
para traducir en realidades condicionadas a lugar, precio y reglamentaciones los propósitos de
quienes desean edificar una casa. Los proyectos se resuelven por el juego de las plantas que
describen las distribuciones; de los alzados, que precisan la composición de los frentes; las
secciones, que muestran las alturas de pisos señaladas en teóricos cortes de los mismos; a veces por
perspectivas; o por esbozos en yeso o cartón que buscan representar la realidad de la obra y de su
colocación en el medio circundante; y por toda suerte de cálculos y de planos de detalles y de
especificaciones escritas, generales y técnicas, destinados a definir lo que los planos no contienen y
a fijar los caracteres del respectivo contrato de obra.
Tarea de profundo sentido social, variable en sus resultados por razones de tiempo y de lugar, rayó
frecuentemente, servida por el talento o por el genio, a grande altura. Ello nos permite comprender
el juicio que Jorge Vasari, durante el Renacimiento, emitiera sobre uno de los más grandes
arquitectos de todos los tiempos, Miguel Angel Buonarotti. Aludiendo a sus trabajos afirma que en
ellos se revela la grandeza de sus concepciones y se reconoce que para sacar a Minerva de la cabeza
de Júpiter necesitaba el martillo de Vulcano.
La mitología acerca del nacimiento de Atenea afirma que esta diosa griega, llamada Minerva por
los romanos, nació crecida, vestida y armada de la cabeza de Zeus (Júpiter) abierta de un golpe
dado por Hefaistos (Vulcano), que se propuso curarle así al jefe del Olimpo una jaqueca que
padecía.