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ARQUITECTURA Y URBANISMO - Del Renacimiento a lo moderno
ARQUITECTURA BARROCA
La última (solución del Renacimiento italiano desemboca en su antítesis barroca, que niega y
contradice al espíritu clásico. Incipiente en la obra de Miguel Angel, acentuada en la del arquitecto
y escultor Bernini (1598-1684) y exagerada finalmente por Borromini (1593- 1667); esta tendencia de
arte que desemboca, refinada, en el llamado rococó, ge
menospreciada con frecuencia. Hoy, su
mejor estudio la ha rehabilitado. Y su comparación con los valores clásicos que se le oponen podrá
establecerse advirtiendo que lo clásico se ajusta: a la concepción lineal, al predominio de la
superficie, a la cerrazón de las formas, a la pluralidad de los motivos decorativos y a la claridad de
los conjuntos. Mientras, en cambio, son características de lo barroco: el juego de lo pintoresco, el
sentido de la profundidad, las formas abiertas, la rígida unidad decorativa y la complejidad de los
aspectos (Wólfflin).
Justo es señalar, entre muchos ejemplos barrocos italianos las iglesias romanas de Jesús y de San
Ignacio, ambas de los jesuitas; y las de San Carlos de las Cuatro Fuentes y de los Santos Vicente y
Anastasio, típicas.
Lo barroco excedió las fronteras de Italia floreciendo en Alemania, cuyos  arquitectos importantes
fueron los hermanos Asam, Neumann y Póppelmann, autor este último del Zwinger, en Dresde
(pabellón rococó de recreo). En Inglaterra da pie a los estilos llamados Reina Ana y Georgiano
(Jorge I a IV). España, donde el barroco arraigó intensamente, legó un nombre prestigioso al arte: el
de José Churriguera. Francia, interrumpiendo la factura académica que anotan sus estilos Luis XIV
y Luis XVI, ofrece edificaciones rococó en sus estilos Regencia (minoridad de Luis V, regente Felipe
de Orleans) y Luis XV. Anotemos, finalmente, un detalle importante: Portugal, por aquel tiempo
(clasificado por algunos como renacentista) contó con un barroco singular, poblado de
reminiscencias asiáticas y notas marineras. Se le llama manuelino (de Manuel I), figurando entre
sus obras importantes los conventos de Batalha y Tomar (Extremadura lusitana).