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ARQUITECTURA Y URBANISMO - La Arquitectura en sus fuentes
MESOPOTAMIA
Ya el Génesis, primer libro de la Biblia, cuenta la historia de la torre de Babel (Birnimrud), antigua
noticia de los templos turriformes de Mesopotamia. Erigidos por prismas superpuestos, con
rampas exteriores para el acceso a los mismos, macizos o casi macizos, revestidos con material
cerámico estriado, distinto el color en cada piso y rematando en un escalonamiento (almena), sus
cuerpos alcanzaron a ser siete. Entonces, dedicados a los astros que constituyeron los dioses de
caldeos y asirios, dichos prismas representan, sucesivamente, a contar del suelo, a los planetas
Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno, a la estrella Sol y al satélite de la Tierra, la Luna. Reciben
el nombre de Zigurat.
Los palacios, casi ausente en ellos la columna, pero abundantes, en cambio, en salas y corredores
abovedados, ostentaron probablemente alguna cúpula. Ellos evolucionan desde la solución del Sur,
el modesto palacio de Tello, obra del rey Gudea, cuya forma hexagonal de planta ha llevado a
denominarla a barrilete, hasta los grandes palacios del Norte, edificados por los reyes asirios
Sargón, Senaquerib y Asurnasirpal en las proximidades de Nínive.
El primero de los citados se caracteriza por su extensión, un cuadrado de 300 metros de lado,
levantado sobre una gran terraza; y por un juego de sucesivos ambientes rectangulares enfrentando
grandes patios. Ellos configuran las partes reservadas a la actividad oficial, a la vida privada, a las
prácticas religiosas y a las necesidades de guardias y servidumbre. Una imponente fachada, de
sentido militar, con dos torres decoradas en sentido vertical de los llamados tubos de órgano (obra
trocada de troncos de palmera), limita su entrada, cuyo arco tiene por pies derechos unas esculturas
de toros alados dotados de cabeza humana, de gran expresión.
Importantes fueron las fortificaciones de muralla que rodeaban las grandes ciudades. Famosa en
ese sentido ge Babilonia, una de las urbes mayores de la antigüedad, a la que cruzaba,
diagonalmente, el río Eufrates, en tierra caldea. Allí se levantaron los curiosos edificios de techos
dobles, con vegetación en el superior, llamados pensiles o jardines colgantes, catalogados como una
de las maravillas de la antigüedad.