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ARQUEOLOGIA - Trabajos fuera de Europa
PRIMITIVIDAD DE LOS POBLADOS AUSTRALIANOS
Esta primitividad tan manifiesta corre pareja con la que ostentaban las poblaciones humanas
que descubrieron los primeros navegantes europeos. Los tasmanianos eran tan primitivos que
ignoraban el fuego, aunque los australianos propiamente dichos lo poseían, lográndolo por
giración. Los australianos de las costas del sur, pese a su vecindad inmediata con el mar,
desconocían la navegación. Y todavía más atrasados estaban, desde el punto de vista cultural,
los habitantes del interior. Estas características asombrosas, que fueron dadas a conocer por los
trabajos clásicos de Spencer y Gillen, mostraron la perduración de la Edad de la Piedra en
Australia hasta fines del siglo XIX.
PRODUCCION VOLUNTARIA DEL FUEGO. La escena muestra a un primitivo australiano
del Nordeste logrando el fuego mediante el primitivo sistema de hacer girar entre las palmas
de las manos un palillo cuyo extremo rota en la cavidad de otra madera. Según Frobenius.
Tales inusitadas manifestaciones de gran primitividad no impedían, sin embargo, según se ha
visto, ciertas diferencias culturales entre la población aborigen, reveladoras del aporte
emigratorio de diversos orígenes. El substratum de la misma correspondía a los tasmanianos,
pobladores autóctonos de Australia, desalojados y relegados a Tasmania por poblaciones más
evolucionadas. Con ellos habría ocurrido algo semejante a lo que pasó en la India, cuyas
poblaciones realmente originarias fueron poco a poco acorraladas hacia el Sur y obligadas,
finalmente, a refugiarse en Ceilán. Los pobladores de Australia —tales como fueron
encontrados por sus descubridores europeos— resultaban ya poblaciones
mezcladas, de
tasmanianos originarios cruzados con malayos y papúes. De ahí la gran diversidad de mezclas
antropológicas y culturales anotadas.
Quizá por el hecho mismo de que toda la población aborigen permanecía aún en el período
Paleolítico, las búsquedas de instrumental arqueológico no han sido ni tan abundantes, ni tan
metódicas como ha acontecido en otros continentes extraeuropeos. Esto no quiere decir que el
museo de Melbourne, por ejemplo, no posea muy buenas colecciones. Pero, como la inmensa
mayoría de esos restos han sido recogidos de depósitos superficiales, sólo su pátina permite
distinguirlos de instrumentos similares usados casi contemporáneamente. De ahí que las
conclusiones a que se llegue son, en la mayoría de los casos, algo vagas y difusas. No hay
manera de establecer una cronología de los estudios, por más que se encuentren, en esas
colecciones, los tipos habituales europeos, desde los más informes eolitos, hasta las definidas
formas de los períodos prehistóricos más avanzados. De esta suerte, puede señalarse la
presencia de grandes coups de poing, del tipo chelense europeo, así como los instrumentos
habituales de los períodos musteriense, auriñaciense y magdalenense. Hasta los microlitos
suelen estar representados. Por excepción algunos hallazgos de hachas talladas fueron hechos
en terrenos aluvionales, pero las extracciones, practicadas por personas carentes de la técnica
necesaria, no arrojan ninguna luz precisa sobre las circunstancias del hallazgo. Además, un
hecho negativo, de indudable valor, viene a demostrar cuán raros son encuentros de esta
naturaleza: las minas de oro y de diamantes han obligado a extraer, disgregar y cernir millones
de metros cuadrados de tierra, sin que se realizaran allí hallazgos de importancia. Como
excepción señalaremos los objetos groseramente tallados en cuarcitas, que el profesor Howchin
ha presentado como extraídos de la meseta central de Australia, en el desierto situado al sur de
Mac Donnell Ranges. Estas piezas, si bien parecidas a otros objetos de la industria tasmaniana,
mostraban algunos tipos inusuales. Todas sus características eran de una gran primitividad y
rudeza. Acaso, por ello, sean realmente muy antiguos.
INSTRUMENTOS DE PIEDRA DE TASMANIA. En la época de su descubrimiento, los
tasmanios eran los australoides poseedores de una cultura más rudimentaria. Estaban en plena
época Paleolítica, como lo demuestra este instrumental de piedra tallada. Según Ling Roth.