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ARQUEOLOGIA - El Neolítico fuera de Europa
EN EL EGIPTO
No menos importante que el centro cultural de Susa es, desde el punto de vista de la cerámica,
Egipto y, dentro de él, el valle del Nilo especialmente.
La cerámica egipcia predinástica nos revela, desde épocas netamente neolíticas una gran
diversidad de formas. Cántaros globulosos y subglobulosos, ápodos o con base, son las formas
más frecuentes. Además aparecen algunos otros en los cuales la boca habitual está
acompañada de otras aberturas accesorias, ubicadas en la parte superior de la zona ventral. Por
último, como una forma totalmente nueva, aparecen los vasos ápodos dobles, unidos entre sí
por su parte media. Las asas son pequeñas, verticales u horizontales y en ello no difieren
esencialmente de los vasos de Susa. Sin embargo, no es tan cuidada su pasta. Los de la primera
fase de Susa son, evidentemente, de mejor factura desde ese punto de vista. En cambio, la
técnica empleada para ejecutar las pinturas exteriores que decoran la cerámica egipcia
predinástica es absolutamente propia. No se trata de un enlucido endurecido por el fuego,
como en Susa, sino de una pintura ejecutada después de la cocción del vaso, en frío, hecha por
medio de colores desleídos en aceite, grasa o cola. Esta pintura final no toma cuerpo tan
netamente, como la que se ha trabajado por medio del fuego. La materia orgánica se va
destruyendo con el tiempo hasta no quedar de ella más que una capa levísima de polvo
adherido por contacto a la superficie externa de la pieza.
CERAMICA EGIPCIA PREDINASTICA. En el cántaro de la izquierda se destaca el tema de la
barca de la muerte, transportadora de los difuntos. En el de la derecha, seres humanos
estilizados y animales regionales. Lo grosero de algunas ejecuciones contrasta con la fina
observación de las actitudes. Según de Morgan.
Parece que muchas de las formas de esta cerámica predinástica se han inspirado en los vasos
de piedra, muy ampliamente usados, hasta entonces, en todo el ámbito de Egipto. Incluso la
decoración misma parece haber tomado muchos de sus motivos de las vetas de minerales
comunes de la región, como el ágata o la cornalina o los cristales de las rocas duras o ciertas
huellas dejadas por los moluscos en la formación calcárea. Pero estos temas, puramente
naturales, fueron desbordados luego por la aparición de temas religiosos o de escenas de la
vida diaria, gradualmente estilizados. Es así cómo nos encontramos con teorías de animales o
de personajes, que marchan en procesión; con danzas rituales; con árboles estilizados que
ornamentan paisajes y con un tema muy frecuente, que es el de la barca de la muerte. Estos
mismos temas llegarán, más tarde, a la arquitectura funeraria, ornamentando las pequeñas y
primitivas mastabas, punto de partida inicial de un arte funerario arquitectónico que logra en
Egipto, y durante los tiempos históricos, una importancia y magnificencia inigualadas, Esto no
debe extrañarnos, pues como en Susa, aquellos bellos exponentes de la cerámica son todos
destinados a la constitución de ajuares funerarios.
También hay en Egipto algunas otras manifestaciones de una cerámica más grosera,
posiblemente de tiempos posteriores, dentro del Neolítico, y que llega hasta épocas
francamente Eneolíticas. Se la encuentra a veces en las tumbas, pero también en los basureros o
acumulaciones de restos de cocina. Se trata de vasos rojos, alisados y de borde negro. Esta es la
manifestación más frecuente. Pero, asimismo, aparecen otros vasos lisos, cubiertos de un
engobe rojo, sobre el cual se pinta una ornamentación blanca. Parece tratarse de una aportación
extranjera, tanto por la técnica empleada para fijar la pintura (que es su realización antes de la
cocción), como por la combinación colorista del blanco sobre el rojo. Ambas maneras técnicas
provienen de las islas del Mediterráneo oriental.
Algunas de las culturas prehelénicas serían su cuna.