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ARQUEOLOGIA - Las industrias del hombre primitivo
EL PERIODO CHELENSE
Su nombre proviene de Chelles, pequeña localidad situada al este de París, cerca de la
desembocadura del Mame en el Sena.
Los instrumentos más antiguos que el hombre prehistórico ha construido y que podemos
individualizar, pertenecen al período chelense aunque algunos autores, como el prehistoriador
Obermaier, distinguen una etapa aun más antigua dentro del Paleolítico, a la cual designan,
provisionalmente, con el nombre de prechelense. Esta etapa auroral estaría representada por la
muy tosca industria de la piedra tallada, constituida especialmente por lascas, más o menos
atípicas, generalmente puntiagudas o en forma de hojas alargadas y a veces irregularmente
poliédricas. Objetos, naturalmente, para ser utilizados en forma directa, sin enmangar. El
hombre que los hizo vivió en un clima interglacial, muy cálido, lo que le permitió, sin duda, no
preocuparse excesivamente por el problema de la morada, y vivir casi completamente, sino en
forma total, al aire libre. La fauna correspondiente a este período es la que integran dos tipos
de elefantes (el trogontherii y el antiquus), dos de hipopótamos (major y merckii) y otros dos
de rinoceronte (el etruscus y el leptorhinus), así como otros animales menores.
INSTRUMENTAL TALLADO PRECHELENSE. Utensilios del prechelense de Saint Acheul,
según Obermaier.
Pero es en el periodo Chelense propiamente dicho en el que aparecen, por primera vez, piezas
líticas cuya factura humana es, no sólo fácilmente discernible, sino hasta, muchas veces,
admirable por su equilibrio y por la seguridad de mano que ella exhibe. El instrumento más
característico de este período es la llamada "hacha de mano". Este instrumento está hecho con
la base de un nódulo de piedra —generalmente de sílex—, de forma alargada, al cual, por
medio de retoques, se le da la forma amigdaloide: con punta, más o menos desarrollada, en
ápice y curva, variablemente suave en la base. No existe un solo procedimiento para la talla de
un instrumento semejante. A veces el artífice primitivo retoca la piedra sólo parcialmente, en
especial para acentuar el borde con la punta, de manera que las porciones basales del
instrumento quedan intactas, formando así una especie de núcleo naturalmente redondeado
que conserva el grueso original del nódulo. Aunque el tipo almendrado es el más común, no
faltan otros instrumentos de forma más redonda y pesada, y otros lanceolados y ovoideos. Sin
embargo, todos ellos parecen haber sido utilizados de modo directo, manejándoselos
directamente con la mano, aunque, en algunos casos, no pueda desecharse la idea de que
hayan sido fijados a un mango de madera. La diversidad de sus formas, además, indica que
deben haber servido para fines muy variados. Por último, junto a ellos es posible encontrar
buriles, raspadores, raederas y cuchillos,
de diversos tipos, lo cual hace un conjunto de
instrumentos que debemos reconocer como indicadores de una notoria diversificación de usos,
emergentes de tan diversas formas.
COMO TRABAJABA EL HOMBRE CHELENSE. El grabado ilustra un utensilio pequeño
chelense, de Saint-Acheul, y su manera de utilización por el hombre primitivo.
El hombre que los hizo vivió en un clima dulce y húmedo, bajo el cual se elevaban ya —aparte
de grandes bosques de coníferas y de otras grandes especies vegetales— algunos árboles como
el laurel de las Canarias, el boj, el árbol de Judea y la higuera. En la fauna, además del elefante
antiguo y del rinoceronte Mercki, hay que agregar dos tipos de ciervos (el euryceros y el
capreolus), así como de diversos animales menores y del Equus caballus.
Es de imaginar que un hombre que ya sabía confeccionar tan variadas y a veces hermosas
piezas de piedra, tuviese, también, un instrumental de hueso o de madera parejo a aquéllas.
Sin embargo, sea por la fragilidad de tales materiales, o por otras causas que ignoramos,
ningún vestigio de tales elementos ha llegado hasta nosotros.