Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo
EVOLUCION DE LA ARQUITECTURA MINOICA
De la misma suerte que en las artes menores, puede seguirse esta evolución en la arquitectura.
En el período primitivo el hombre habita preferentemente en cuevas. Algunas veces las
excavaciones arqueológicas permiten reconocer viejos cimientos de cabañas hechas con
materiales vegetales. Por excepción, en Magasá fueron hallados los restos de una casa
rectangular de dos habitaciones, cuyos cimientos y parte baja de los muros —única que se
conservaba— estaban hechos de piedra. En el período de la primera cultura minoica ya las
casas aparecen mostrando una planta complicada, a veces de varios pisos. Las tumbas de los
ricos suelen imitar las formas de las casas; otras veces presentan el aspecto de cintas de piedra
o cámaras sepulcrales, del mismo material, excavado en el subsuelo. Los pobres enterraban a
sus muertos directamente en anfractuosidades naturales o en hendiduras artificiales hechas en
la roca. Las necrópolis eran rodeadas con muros rectangulares.
En el período de la cultura minoica media comienzan las construcciones de los palacios
primitivos, retirados casi a una hora de marcha de la costa, para protegerlos de los ataques
inesperados por la vía del mar. Se trata de grandes casas, cuyas habitaciones rodean a un patio
abierto. Su planta es habitualmente rectangular. Sobre este tipo se construyeron los de Knosos
y Faistos. Por excepción en Chamaizo, la planta es oval, pero las habitaciones continúan siendo
rectangulares.
En el período final del minoico medio deben de haberse producido en Creta grandes
transformaciones políticas con su acostumbrada repercusión en lo cultural. Ello se nota en la
arquitectura por la destrucción de los grandes palacios antes mencionados, aunque muchos de
ellos son reconstruidos con mayor pompa y magnificencia todavía. Es posible que luchas
internas por la adquisición del gobierno entre las grandes familias de la oligarquía dirigente, o
cambios dinásticos, o invasiones de los grupos micénicos de la Grecia continental, deseosos de
volver a asumir el poder en la tierra de sus mayores, o finalmente invasiones de pueblos
extranjeros, hayan traído como consecuencia tales perturbaciones. Esta última posibilidad se
apoya, especialmente, en la transformación fundamental ocurrida en la escritura, que de
jeroglífica pasa a ser lineal.
Como quiera que sea, ello no fue en desmedro de la cultura micénica, que continuó su
trayectoria con creciente fuerza. Esto se revela, por ejemplo, en las manifestaciones
arquitectónicas que venimos estudiando. El nuevo palacio de Knosos —reconstruido sobre las
ruinas y el emplazamiento del primero— le exceden en esplendidez y comodidad. El ala del
Oeste contiene las salas de recepción —entre las que se destaca el gran salón del trono—, la
capilla o pequeño templo de las oraciones ordinarias y el sector destinado a almacenar
riquezas, alimentos, armas e instrumentos de guerra. El ala del Este estaba totalmente
destinada a la vivienda. Y allí las habitaciones se escalonan en cuatro pisos superpuestos. Para
pasar de un piso al otro hay, de trecho en trecho, y adecuadamente dispuestas, una serie de
escaleras. Entre ellas se destaca una de carácter verdaderamente monumental. De esta suerte
todo lo que se destina a la vida exterior y de relación —lo que hoy llamaríamos "planta de
recepción"— se encuentra en una de la3 alas, en tanto que la vivienda íntima, propiamente
dicha, se limita a la otra. De esta manera no hay interferencias ni dificultades.
Además, las condiciones higiénicas son particularmente vigiladas y satisfechas. El suave clima
isleño permite, en algunos casos, reemplazar a los muros cerrados por hileras de columnas: así
ocurre, por ejemplo, en la hermosa "sala de las columnas". Asimismo, existen numerosos
cuartos de baño y retretes, con un sistema totalmente eficaz de canalización, que permite el
alejamiento de los detritos alimenticios y de las aguas servidas. Por último, la luz diurna es
captada por tragaluces verticales, que permiten su aprovechamiento máximo en el interior de
las habitaciones.
LA CIUDAD DE GURNIA. Las reiteradas excavaciones realizadas en Gurnia han permitido
poner en evidencia la antigua planta de ese recinto urbano. Su vista de conjunto muestra lo
intrincado de sus calles y el hacinamiento de sus casas. Protegida por la situación insular de
Creta, Gurnia carecía de defensas exteriores.
No ha de creerse que este palacio de Knosos sea el único. Los de Faistos y Hagia-Triada —
aunque más pequeños y sencillos— son construidos bajo lineamientos semejantes. Nuevos
disturbios políticos debieron de producirse hacia el 1400 a. de J. C., dando como resultado una
nueva destrucción de aquellos palacios. Esta vez, el impulso creador y restaurador fue menos
intenso: los palacios fueron reconstruidos, menos el último, cuyas ruinas perduraron en ese
estado.
Otra muestra de la capacidad de la cultura cretense para la vida social nos es revelada por sus
aglomeraciones urbanas. La población de Gurnia es habitualmente considerada como el mejor
ejemplo del trazado de una población cretense. Está edificada en lo alto de un cerro, sobre un
terreno desnivelado y reducido. Este emplazamiento fue, sin duda, aconsejado por medidas de
precaución, ya que esta ciudad —como los grandes palacios antes mencionados— no presenta
muestras de fortificación. Esto no era, sin embargo, una regla absoluta: Gurnia, Palaicastro,
Pseira son poblaciones sin defensa para la guerra; pero todas las acumulaciones urbanas del
período micénico de las Cícladas, así como Filacopi, en Melos, muestran sus buenos muros de
protección guerrera. Gurnia, acaso por su reducida área de ocupación posible, muestra sus
calles tortuosas y sus viviendas apretadas en hileras. La distribución de los complicados
emplazamientos interiores está supeditada a los desniveles y dimensiones del terreno. Esto
obliga, a veces, a vueltas y revueltas por sus tortuosas callejas pavimentadas; pero pese al
abigarramiento de esta distribución, interesa notablemente por la amplitud de la concentración
de viviendas particulares que señala.