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ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo
EN CHIPRE
La posición geográfica de Chipre y su propia riqueza general, le conceden una destacada
importancia en estos períodos. Por lo primero, sirve de escalón obligado a las relaciones entre
el norte de Africa, el Asia Menor y la Península helénica, puerta de entrada de las culturas de
los metales a Europa. Por lo segundo, puede producir ricas colecciones de metalurgia local. Los
hallazgos arqueológicos nos permiten establecer la existencia de tres períodos distintos: una
Edad del Cobre, una Edad del Bronce y una Edad del Hierro greco-fenicia. La primera es
absolutamente autóctona. Los objetos de piedra son sólo mazas o cilindros-sellos para la
escritura.
Los ajuares funerarios no muestran, en su iniciación, más que objetos de cobre puro. Luego
aparece una débil aleación de estaño, siempre menor del diez por ciento. Las formas del
instrumental son sencillas y sin ornamentos: hachas, agujas cuya parte terminal retorcida
forma el ojo y puñales que van creciendo hasta transformarse en espadas cortas,
son los
elementos más frecuentes. La cerámica nos ofrece vasos zoomorfos modelados, vasos dobles y
triples y otros con formas globulosas y subglobulosas. Como decoración más frecuente
tenemos las espirales, las volutas y otras manifestaciones geometrizantes.
NEOLITICO Y ENEOLITICO. Dos ejemplos de cerámica ornamental: a) del Eneolítico de
Chipre; b) del palafito de Mondsee, de fines del Neolítico. Compárense los ornamentos. Según
Hoernes.
El segundo período (la Edad del Bronce), muestra una influencia micénica evidente. Esto
permite reconocer que la influencia babilónica —exteriorizada por el hallazgo de los cilindros-
sellos con figuras y escrituras cuneiformes— ha desaparecido, siendo reemplazada por esta
nueva forma cultural extranjera. Ella trae una renovación en las formas y tipos del
instrumental, en la cerámica y, especialmente, en la metalurgia. Vasijas de tipo micénico son
halladas junto a piezas de bronce, plata y, sobre todo, oro. En Salamina vieja, el yacimiento de
Enkomi ha dado una enorme cantidad de objetos de este último metal. Hacia fines de este
período aparece, también, alguna influencia egipcia (especialmente exteriorizada en una
extraordinaria placa pectoral con incrustaciones de pasta vítrea). Igualmente las arquetas de
marfil y otros objetos de lujo revelan estas influencias así como otras, menos frecuentes, hititas
y sirias. Todo esto demuestra que Chipre, por su proximidad a las masas territoriales vecinas,
no pudo hurtarse a las aculturaciones previsibles, dada su situación geográfica.
Por último, la Edad del Hierro greco-fenicia aumentó todavía más la confusión cultural y
etnográfica de estas poblaciones. Creta se convirtió en el lugar de encuentro de las influencias
egipcias y asirio-babilónicas. Por último, quedó prácticamente desglosada del mundo griego,
como lo revela el hecho de haber conservado un arte local arcaico y una escritura silábica muy
atrasada, cuando ambas manifestaciones espirituales estaban ya superadas en el continente.