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ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo
ARQUITECTURA PRIMITIVA IBERICA
La arquitectura da su testimonio, fehaciente y corroborante, en lo que respecta al gran cambio
cultural que caracteriza al círculo pirenaico. En la época primitiva tanto el núcleo vasco como
el catalán no muestran más que pocos y pobres ejemplos de sepulcros de corredor. La mayor
parte de los entierros se practican simplemente en cistas muy pequeñas. Este paupérrimo tipo
de entierro casa bien con el ajuar funerario que presenta. Pero la llegada de la "cultura de El
Argar" modifica en esto el cuadro, tan fuertemente como en el resto de las manifestaciones
culturales. Precisamente en el yacimiento así denominado nos encontramos con una
aglomeración urbana de considerable importancia, a la cual se adiciona el cementerio. El
conjunto de estos vestigios arquitectónicos está defendido por murallas. Las casas son grandes
e interesantes por su planta y otros detalles. En cuanto a los tipos de entierros son variados,
aunque predominen el de cista de seis losas o las grandes urnas tapadas con lajas de piedras.
Es de señalar (como una contribución para la ulterior averiguación de la procedencia de esa
cultura invasora), que este tipo de entierro en urnas —aunque sumamente frecuente en
América— es bastante raro en Europa, concentrándose la mayoría de los hallazgos de este tipo
en Bohemia. Es posible, pues, que se trate de una bastante antigua migración germánica.
Naturalmente, necesitamos esperar la realización de muchos otros hallazgos para poder
ratificar o no esta hipótesis.
Por último, es necesario señalar la existencia en las islas Baleares de un gran foco cultural
durante la Edad del Bronce. Este se manifiesta por el hallazgo de una enorme cantidad de
objetos de ese material, especialmente hachas macizas de doble molde, espadas y puñales, así
como de objetos de ornato tales como collares, anillos, aros y pinzas de depilación. Pero quizá
lo más importante sea su aspecto arquitectónico, construido por los llamados talayotes, de los
cuales se conservan los torreones hechos de gruesas piedras en bruto, sin cemento de unión, y
las navetas, construcciones en forma de torres, generalmente rectangulares (aunque también,
en ambos casos, los hay circulares u ovales).
En realidad talayotes y navetas parecen haber sido sólo las torres de defensa de las
aglomeraciones urbanas de los pobladores, cuyas míseras y pequeñas casas de piedra casi no
pueden distinguirse, sino por los pedruscos de que está sembrado el suelo. Es curioso señalar
que las torres antes mencionadas, por su forma y su empleo, pueden vincularse con sus
similares de Cerdeña, que allá reciben el nombre de nuraghes. Sea como fuere, nada nos queda
de aquella cultura balear, a excepción de sus propios restos materiales. Su papel y su
trascendencia se nos escapan. Pero no hay duda que debieron ser considerables, vista la
riqueza de sus materiales de bronce y la personalidad propia de su cerámica. Esta es, pues, una
de las incógnitas de la arqueología española, que esperamos sea revelada por los estudiosos del
futuro.
UN ENTIERRO DURANTE LA EDAD DEL. BRONCE EN ESPAÑA. El enterramiento se
efectúa poniendo al muerto en cuclillas, dentro de una caja hecha con grandes losas.
Procedimiento típico de la fase algariense de la llamada "cultura ibero-sahariana". La caja, o
cista, contiene, además, utensilios y cerámica. Hallada en La Bastida de Totana (Murcia). Según
Martínez Santa-Olalla.