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ANTROPOLOGIA - Los primeros hombres
TENTATIVA DE RECONSTRUCCION DEL EOANTHROPUS
Quedan por decir, todavía, algunas palabras respecto de las tentativas de reconstrucción del
cráneo del Eoanthropus. El último autor recordado considera que la reconstrucción de la caja
craneana es suficientemente ajustada a la realidad (lo cual es relativamente fácil en atención a
que se cuenta con grandes porciones óseas en buen estado de conservación). En cambio, la del
rostro es forzosamente azarosa e hipotética (puesto que no puede apoyarse más que sobre un
fragmento de hueso nasal y sobre una mandíbula que quizá pertenezca a otro sujeto). Ello
sería el motivo de la desarmonía resultante en el todo. Boule, siempre parco, insiste en ver en
ello "un ejemplo de esa imprudente temeridad que consiste en querer sacar de un documento
paleontológico más de lo que él puede dar". En consecuencia, a pesar de los caracteres
simiescos o bestializantes de algún aspecto de su morfología, el ser descubierto en Piltdown,
por su capacidad craneana, que según testimonios autorizados es casi tan grande como la de
muchos hombres actuales, revela caracteres de una humanidad notoria. Y esa misma alta
capacidad craneana nos muestra que el nombre de Eoanthropus es enormemente exagerado,
pues no se trata de una aparición auroral de la especie humana, sino de un ejemplar de
humanidad ya perfectamente logrado.
Debemos esperar la realización de nuevos hallazgos para poder hablar, con propiedad, de
formas aurorales. Y como nos dice, a este efecto, Boule: "Llegará un día en el que se descubrirá,
en un terreno mucho más antiguo que el de Piltdown, un homínido de pequeña talla, de
estación casi derecha, con la caja cerebral relativamente muy grande con relación al volumen
total del cuerpo, pero muy inferior, en valor absoluto, a la de todos los hominidios ya
conocidos. Ese será el verdadero Eoanthropus". En efecto, desde el punto de vista cronológico,
la mandíbula de Mauer es mucho más antigua que este resto. El supuesto Eoanthropus tiene la
misma edad que los fósiles de Weimar; es, por lo tanto, achelense. De ahí que los hayamos
presentado en su orden natural de sucesión. De estos resultados fluye una consecuencia
sumamente importante: desde los más antiguos tiempos los testimonios relativos a la
presencia del hombre se presentan con una diversidad muy grande de tipos. Ello hace
retroceder considerablemente en el tiempo la aparición del hombre como forma nueva de la
naturaleza. Y, aunque sólo logremos, por el momento, una conclusión negativa de esta Indo le,
ella está preñada de consecuencias interesantes para el estudio de los más transcendentales
problemas.