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ANTROPOLOGIA - Los primeros hombres
EL HOMBRE DE PILTDOWN
El hallazgo de los restos que se conocen bajo este nombre fue realizado en la campiña inglesa
de los alrededores de Piltdown (Sussex), en una pequeña cantera abierta por los moradores de
la vecindad para extraer piedra a fin de reparar sus caminos. Gradualmente, y a partir del
hallazgo de un fragmento de parietal humano, fueron apareciendo, al final del año 1912, los
distintos restos constitutivos de un cráneo. Estos fragmentos fueron enviados por el geólogo
Dawson al antropólogo Smith Woodward, quien también realizó las últimas extracciones en el
terreno. Una de las principales características, demostrativa asimismo de una gran
primitividad, es su reducida capacidad craneana, que apenas alcanza a 1.070 cima. Si a ello se
agrega que el fragmento de mandíbula obtenido presenta un aspecto muy simiesco y que el
modelado de la parte interna de la calota craneana revela, según Elliot Smith, que el ser que la
poseía tenía el cerebro más simiesco que se haya conocido en la especie humana, no es extraño
que Smith Woodward se haya creído en presencia de una forma realmente auroral de la
humanidad y, por ello, le haya dado el nombre de Eoanthropus Dawson, según Boule nos
cuenta para explicarnos la génesis de tal nombre.
Grandes discusiones científicas, sin embargo, se han librado en torno de la reconstrucción del
cráneo verificada por el paleontólogo del Museo Británico. Keith, miembro del Colegio de
Cirujanos de Londres y especialista en anatomía, ha protestado contra tal reconstrucción. En
su opinión ella ha sido verificada con errores graves, que han afectado la verdadera morfología
original del sujeto y que impiden la valoración exacta de su cabal capacidad craneana. Esta
sería de 1,500 cm3. El hecho es fundamental para la apreciación no sólo del aspecto externo de
la cabeza del Eonnthropus, sino también para la apreciación de su capacidad intelectiva. Keith,
exagerando quizá sus conclusiones, llega a expresar que ese ser sería totalmente parecido, hoy,
a un "burgués de Londres". Elliot Smith apoyó a Smith Woodward.
Un año después, en 1913, el abate Teilhard de Chardin encontró un nuevo diente, muy
simiesco, en el mismo yacimiento. Dos años más tarde el propio Smith Woodward presentó
nuevos elementos esqueletarios, pertenecientes a uno o dos individuos. De tanto en tanto, la
discusión sobre el valor de estos restos se ha reencendido, hasta el presente. El profesor
Ramstrom, de la Universidad de Upsala, ha intentado demostrar, en 1919, el estrecho parecido
del cráneo de Piltdown con el de CombeCapelle, perteneciente al período aurifíaciense. Los
nuevos hallazgos de Smith Woodward han logrado convencer al paleontólego norteamericano
Osborn, quien se ha pronunciado favorablemente, en 1921. La nueva reconstrucción del
cráneo, hecha en 1922 por Elliot Smith y Hunter, ha permitido reconocer en su región occipital
nuevos caracteres pitecoides, que ratifican la morfología de la mandíbula.
Los datos, forzosamente tan incompletos como los documentos osteológicos de que emanan,
son de interpretación difícil. Sin embargo, quizá pueda hacerse luz en ellos si se los admite
como pertenecientes a dos seres distintos. El cráneo pertenecería a uno de ellos y la mandíbula
a otro. Es decir, que estaríamos en presencia de una situación semejante a la ocurrida con
respecto al Pithecanthropus, en que calota y fémur podrían ser considerados separadamente o
como la del TetraprotHomo, de Ameghino, en la Argentina. Tal sería, al menos, la opinión de
Boule.
CORTE DEL YACIMIENTO DE PILTDOWN. El terreno está formado por una serie de capas
superpuestas: I, terreno vegetal; 2, arena arcillosa, amarillo pálida. en la que se encontró un
instrumento paleolítico; 3, cascajo ferruginoso, marrón oscuro, en el que se encontraron los
restos humanos mezclados con otros fósiles pliocenos, "colitos" y un sílex tallado; 4, lecho de
arenas y arcillas, con gruesos trazos de sílex no trabajado; 5, estratos, no removidos, de
Tunbridge Wels Sands.
EL CRANEO DEL HOMBRE DE PILTDOWN. Como otras interesantes piezas antropológicas,
dicho cráneo ha sido estudiado por diversos autores, que han propuesto reconstrucciones
diversas: a la izquierda, la de Keith; a la derecha, la de Huntel.