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ANTROPOLOGIA - Los primeros hombres
EL HOMBRE DE GRIMALDI
CARACTERISTICAS ESQUELETARIAS DEL HOMBRE DE GRIMALDI
Las características esqueletarias alejan netamente estos restos de las de otros tipos fósiles
humanos. Sus cabezas son voluminosas, con cráneos hiperdolicocéfalos (es decir,
excesivamente alargados en sentido antero posterior). La bóveda es sobria y elevada, lo cual
asegura una capacidad craneana muy similar a la de los hombres actuales. El cráneo del
anciano tiene 1,375 cm3; el del adolescente 1,580. El índice cefálico es, respectivamente, de 69 y
68. La frente aparece totalmente erecta y bien desarrollada. Las órbitas son anchas y bajas, sin
dimensiones excesivas o anormales. La nariz tiene una depresión en su nacimiento y es muy
ancha (platirrina). La mandíbula se proyecta fuertemente hacia adelante (prognatismo); es
robusta y sus ramas superiores son anchas, bajas y fuertes. El mentón es fuyente y está poco
acentuado. La dentición, especialmente en el adolescente, muestra un gran desarrollo, con
piezas dentarias mucho más grandes que las de los primitivos australianos. Por su forma
algunas de estas piezas muestran características simiescas o de gran primitividad. Por ejemplo,
todos los molares inferiores tienen cinco dentículos, mientras que no presentan habitualmente
más que cuatro en los hombres blancos actuales. Los huesos largos muestran algunas
características (curvaturas y conformación de las apófisis) que pueden interpretarse como
manifestaciones de primitividad. En algunos casos son las mismas características —aunque
mucho más atenuadas—que se hallan en el tipo humano de Neanderthal. Un estudio
comparativo de dichos huesos largos con respecto a las dimensiones del tronco muestra
algunas características negroides: los antebrazos muy largos con relación a los brazos y las
piernas lo son con relación a los muslos. Además, en su conjunto, los miembros superiores
tienen un mayor desarrollo que los inferiores.
Tanto estas proporciones, como el desarrollo y la extremada hiperdolicocefalia, son
manifestaciones típicamente negroides (o, si se prefiere, negríticas). Ellas aproximan a este tipo
humano fósil a las actuales poblaciones de los hotentotes y bosquimanos africanos.
Agreguemos que a juzgar por los testimonios artísticos —especialmente por la famosísima
"Venus de Villendorf", y en menor grado por las de Brassempouy y Laussel— la abundancia
de carnes y de curvas, y especialmente la esteatopigia, han sido los ideales de belleza de
aquellos tiempos como lo siguen siendo, todavía, entre las recordadas poblaciones africanas.
El hallazgo de un gasterópodo marino, el Cassis rufa, procedente de las costas del Africa
oriental, en las cavernas francesas de BaousséRoussé, en circunstancias tales que no puede
menos de haber sido llevado por una migración de hombres africanos, es otro de los elementos
que deben ser tenidos en cuenta en favor de esta tesis. Pero, tanto los poquísimos restos
negríticos del tipo de Grimaldi hallados, como la no repetición del hallazgo de Cassis rufa
fuera de los lugares indicados, prueba que esa migración debió alcanzar dimensiones exiguas
y explica, de manera indirecta, las razones de que su huella se pierda en tiempos más cercanos.
¿Por dónde se habría producido la penetración paleolítica africana? Durante los primeros
tiempos de esta investigación se ha supuesto, apoyándose en un razonamiento primario,
puramente geográfico, que el paso debió haberse verificado por el puente natural que
constituye el avance de la tierra tunecina y la isla de Sicilia. Un obstáculo muy notable para
dicha hipótesis lo constituye el estudio comparativo de las conchillas prehistóricas, por una
parte, y los restos paleontológicos por la otra: en vez de ser iguales a uno y otro lado del
estrecho, resultaban, por el contrario, diferentes (al menos en las épocas en que se supone que
tal tránsito debería haberse efectuado) según los estudios de Vaufrey lo han demostrado. Hoy
se comienza a sospechar en la existencia de otra vía: la penetración se habría producido
aprovechando el curso del Nilo y su fértil valle, la península del Sinaí y la Siria. Así, masas de
negroides prebosquimanos habrían podido arribar, luego de un largo rodeo, a tierras
europeas. Ello podría haber determinado —en épocas paleolíticas— la existencia de ese ideal
de belleza femenino que se exterioriza en las "Venus" auriñacienses de Villendorf, de Laussel,
de Lespugue, y de otros yacimientos prehistóricos de que hablaremos en otro lugar y que tanto
se parecen al actual tipo de belleza bosquimana y, en general negroide, por el pronunciado
desarrollo de ciertas partes de su cuerpo, que se ha dado en llamar esteatopigia (cuando más
correcto sería designarle como esteatomería) .
SILUETAS DE MUJERES PRIMITIVAS. Algunas de las estatuillas aurinacienses presentan
detalles morfológicos que las aproximan a ciertos grupos autóctonos modernos. Así (A) . la
mujer bosquimana de la izquierda o un dibujo de la misma hecho por alguien de su pueblo
(B), tienen mucho parecido con las estatuillas de Grimaldi (CD).