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ANTROPOLOGIA - Los hombres Fósiles de Australia
Al examinar las características arqueológicas de Australia, señalaremos las especiales
condiciones de gran primitividad y rudeza en que se debatía
su vida a la llegada de los
primeros navegantes europeos, condiciones que persistieron hasta la época de los viajeros y
etnógrafos modernos y constituyeron para sociólogos como Spencer y otros un campo de
investigación fascinador y absolutamente inigualable. Por otra parte, sin embargo, el problema
planteado por tales poblaciones no era simple sino excesivamente complejo, pues no podía ser
resuelto con el único apoyo de la Arqueología, ya que el material presuntivamente
arqueológico no difiere esencialmente del usado por los aborígenes australianos hasta el
momento de su ya moderna extinción. En tales circunstancias, pues, no es posible establecer
épocas, diferenciar lo más antiguo de lo realmente moderno y todo ensayo de cronología se
esfuma ante ese panorama cultural sin cambios ni relieves. De esta manera, parecía harto
difícil arrojar luces sobre la antigüedad del hombre en Australia ni acerca de su historia
primitiva.
EL CRANEO DE TALGAI. Vista de frente de ese resto óseo. Puede advertirse su primitividad
y su pésimo estado de conservación. El canino superior muestra características igualmente
primitivas.
DESCUBRIMIENTOS ANTROPOLOGICOS EN AUSTRALIA Y MUNDO INSULAR
PACIFICO
Felizmente, quedaba otro camino, el de la Antropología. El problema pareció resuelto, en 1898,
con el descubrimiento de huellas de pasos humanos sobre placas de arenisca, de origen
marino, en Varnambool (Victoria) , que fueron encontradas en una vieja playa, removida, a
una profundidad de veinte a sesenta metros. El paso de los canguros y de otros animales
habían dejado huellas muy patentes sobre la arenisca húmeda. Pero, entre ellas, aparecían
otras que parecían de pies y glúteos humanos. Desgraciadamente para los que creyeron
demasiado pronto en esa pretendida prueba de la gran antigüedad del hombre australiano,
Neotling, durante el transcurso de una exploración por Tasmania, localizó huellas exactamente
similares a las de Varnambool, que eran, sin embargo, de canguros.
Algunos huesos de ciertos marsupiales fósiles gigantes del período pleistoceno, suelen
presentarse, de tarde en tarde, con raspaduras o hendiduras que parecen haber sido
verificadas por la acción de algún hombre contemporáneo de aquellas especies antiguas. Sin
embargo, este hecho —señalado por De Vis— no es muy concluyente. Primero, por la escasa
cantidad de observaciones anotadas; segundo, por la absoluta imposibilidad de hallar, hasta el
presente, ni un solo objeto de piedra asociado a tales restos. No obstante, Etheridger, en 1916,
ha hecho notar el encuentro de un diente humano en una caverna de Wellington. Un solo
documento osteológico humano tiene posibilidades de ser considerado como una prueba
formal de la existencia del hombre fósil en Australia. Es el cráneo de Talgai (en Queensland) .
Su hallazgo fue verificado por un obrero, en 1884, a una profundidad de alrededor de 2.50 mts.
en un depósito aluvional formado por un arroyuelo. Este depósito se componía de una capa
inferior de arcilla marrónrojiza y de una superior de tierra vegetal. En el nivel intermedio entre
ambos yacía el cráneo. Se encontraba en un avanzado estado de fosilización y cubierto, tanto
en el interior como en el exterior, de incrustaciones calcáreas ferruginosas, del mismo tipo que
los nódulos calcáreos que constituían parte de la segunda capa del terreno. La extracción,
realizada sin mayores recaudos, contribuyó a la fractura reiterada de la calota craneana que,
por ello, conserva después de restaurada un aspecto particular.
El conjunto de estos restos —que han pertenecido a un adolescente de unos 14 a 16 arios— es
de semejanza absoluta con un cráneo de australiano moderno, especialmente en lo que se
refiere a la forma y disposición de su calota, en tanto que el rostro manifiesta caracteres aun
más primitivos que los de éste. Tales manifestaciones se muestran por la presencia de una
frente muy fuyente, un prognatismo enorme, grandes órbitas cuadrangulares, forma palatal
muy primitiva y caninos de dimensión extraordinaria, sobresaliendo en forma inusual de la
línea coronaria del resto de la dentadura. Esta particular disposición del canino ha provocado
superficies de desgaste especiales, que no se observan en la dentadura de los hombres
normales pero que, en cambio, se advierten en la de los orangutanes y gorilas. Todo este
conjunto de características primitivas —y especialmente la dentaria, que es ya pitecoide—
muestran que este cráneo es demostrativo de la existencia de un tipo humano
protoaustraliano, que —como dice Boule— ha "adquirido desde antiguo un cerebro humano,
pero que ha conservado, en su rostro, un recuerdo más brutal de sus orígenes". El autor citado
acepta la edad pleistocena de este hallazgo, basado en su estado de profunda mineralización,
aunque reconoce que las condiciones de extracción ya señaladas hacen difícil precisar
exactamente su edad geológica.
En cuanto a hallazgos en. el mundo insular pacífico, sólo cabe recordar aquí los que Dubois
hiciera, en 1890, en Wadjak, en la isla de Java, y de los cuales hablamos al referirnos al hombre
paleolítico asiático. Es de esperar que nuevas y sistemáticas investigaciones que se hagan, en el
futuro, en Australia y las grandes islas más o menos vecinas, permitan lograr documentos
osteológicos ratificatorios, reveladores de las características de los primeros pasos del hombre
en esas regiones de la tierra.
EL PRIMER CRANEO DE WADJAK. 1, visto de frente; 2, visto de lo alto. Ambos diseños
muestran la primitividad de ciertos rasgos que este resto óseo denota.