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ANTROPOLOGIA - Los hombres fósiles de América del Sur
EL HOMBRE DE LAGOA SANTA
Un naturalista danés, Pieter Wilhelm Lund, fue el autor de uno de los más importantes
hallazgos antropológicos de la América del Sur. Este hallazgo es el de una serie de esqueletos
humanos encontrados en las márgenes del lago Somidouro, cerca de la población de Lagoa
Santa (Brasil) . Hay allí seis cavernas, tan cercanas al borde del lago, que las crecientes
periódicas penetran en su interior. Estas producen, desgraciadamente, traslaciones y
alteraciones de los restos de las capas, en el material de residuos que constituyen el relleno de
aquellas cavidades naturales, lo cual, naturalmente, dificulta la determinación del valor
positivo de ciertas asociaciones de fauna y hombres fósiles. Lund revisó esas cavernas (entre
muchas otras), en busca de restos de fauna fósil e inopinadamente encontró, junto a éstos, los
de seres humanos. Tales restos fueron recogidos por él de 1834 a 1844. Al comienzo no les
concedió mayor importancia, sospechando se tratase de entena torios modernos. Pero, en 1844,
escribió a su amigo Rafn, secretario de la Sociedad de Anticuarios del Norte, en Suecia,
afirmando que la presencia del hombre en esta parte de América "remonta probablemente a
los tiempos geológicos". Esos restos (a excepción de un cráneo que quedó en Río de Janeiro, en
el Instituto de Historia y Geografía) , fueron depositados en el Museo de Copenhague, donde
fueron estudiados por diversos antropólogos.
De Quatrefages los bautizó con el nombre de "raza de Lagoa Santa". Sóren Hansen los
describió minuciosamente. Lacerda y Peixoto estudiaron el cráneo que quedó en Brasil y Rivet
nos ha dado su diagnosis. Según ella sabernos que se trata de un hombre de cráneo pequeño,
dolicocéfalo, sobreelevado; cara corta, frente ancha, nariz y órbitas medianas y gran desarrollo
de la bóveda palatina. La gran separación de las arcadas zigomáticas le da un aspecto
piramidal característico, visto de frente.
En opinión de estos autores se trata de restos antiguos, de gran valor tipo lógico. Por su parte
Hrdlicka ha insistido en la remoción continua del terreno por las aguas, en la similitud
morfológica de estos cráneos con las poblaciones modernas americanas y en la diferente
coloración que presentan algunos de ellos, lo que probaría, en su opinión, que pertenecen a
diversas épocas y no pueden, por tanto, ser considerados como totalmente antiguos. Sin
embargo, ha prevalecido la opinión de la mayor parte de los estudiosos que les asigna una
gran antigüedad. Ella se aumenta en importancia por la comprobación, que estudios modernos
han logrado, de la enorme área de difusión alcanzada por este tipo humano en nuestro
continente. En efecto, los antropólogos brasileños mencionados, así como de Quatrefages, han
mostrado que este tipo hypsidolicocéfalo constituye no sólo el substractum de poblaciones del
Brasil (como los botokudos y los "hombres de los sambaquis") sino que, también, se le
encuentra mezclado en las poblaciones primitivas andoperuanas; Rivet lo ha demostrado así
para las del Ecuador; Ten Kate
lo ha hallado en las sepulturas antiguas de la baja California, territorio que por su condición
peninsular fue el refugio de poblaciones primitivas ante avances de otros grupos humanos
más evolucionados; y, por último, Verneau lo encuentra entre los pobladores primitivos de la
Patagonia. Tenemos, pues, que un tipo de hombre hypsidolicocéfalo ha poblado América
desde California a la Patagonia, y desde el Ecuador a la costa atlántica del Brasil, en épocas
remotas. Este hecho es suficiente como para concederle la importancia que se merece como
factor poblativo originario.
EL HOMBRE DE LAGOA SANTA. He aquí dos vistas de uno de los cráneos correspondientes
a este tipo humano.