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ANTROPOLOGIA - Los hombres fósiles del Africa
EL HALLAZGO AFRICANO MAS IMPORTANTE
El más importante de los hallazgos antropológicos africanos es el realizado en el año 1921, en
una caverna al pie de una elevación denominada Broken Hill, en la Rhodesia. Grandes
estalactitas y numerosos restos de animales —algunos de ellos en avanzado estado de
fosilización— revelaban la antigüedad de los depósitos aluvionales que la habían llenado. En
el nivel más profundo de esa caverna, asociado con instrumentos de piedra y con huesos de los
animales que le habían servido de sustento, se encontraron vestigios esqueletarios de un
hombre paleolítico. Tales restos estaban muy mal conservados, con excepción del cráneo, que
pudo ser rescatado en buenas condiciones, aunque privado de su mandíbula. En cambio, se
encontró una porción del maxilar superior de otro cráneo más pequeño y algunos otros huesos
humanos, dispares.
Una de las curiosidades de este hallazgo consistió en que, pese a las características de
primitividad de ese cráneo, al que en seguida habremos de referirnos, el instrumental de
piedra que le estaba asociado era totalmente similar al de los bosquimanos actuales; los restos
óseos animales pertenecían, en su totalidad, a especies vivientes y todo el material óseo
aparecía no fosilizado. Estas condiciones del hallazgo parecerían totalmente indicativas de una
cierta modernidad. En cambio, tanto la profundidad del nivel en que se efectuaba el encuentro,
como la morfología de dicho cráneo revelaban antigüedad o, al menos, primitividad. En efecto,
el cráneo humano tenía signos pitecoides evidentes. Su parecido con el de los hombres de
Neanderthal era notorio, teniendo una identidad casi completa con el de la Chapelle aux
Saints.
Su capacidad era de 1,280 ans. Dolicocéfalo, con arcadas supraorbitales muy fuertes y frente
todavía más fuyente que la de la mayoría de los hombres de Neanderthal. La parte inferior del
rostro afectaba la característica forma de hocico. La dentición es humana, llamando la atención
que en un conjunto tan primitivo el espacio concedido a las muelas del juicio sea muy
reducido. El examen interior de la calota revela la posesión de un cerebro inferior, con una
gran preeminencia de las funciones auditivas (buena defensa para la vida en el estado de
naturaleza) . Smith Woodward establece una diferencia entre este tipo humano y el de
Neanderthal: la de haber éste logrado una posición erecta perfecta. Tal conclusión la obtiene
del lugar que ocupa el agujero occipital en la base del cráneo. Ello le permite diferenciar a este
tipo humano del de Neanderthal y bautizarlo con el nombre de Homo Rhodesiensis. Por su
parte, Dubois sostiene las vinculaciones de este resto con los australianos. Para él sería un
protoaustraliano, quizá con mejor título que el cráneo de Wadjak. Para Boule, la falta de
fosilización del conjunto óseo, la presencia de un instrumental moderno y de especies
zoológicas también contemporáneas, asociadas a él, le permite suponer que este hallazgo es
revelador de una supervivencia, en Africa, desde épocas muy próximas a nosotros, de
hombres del tipo de Neanderthal, a los que interpreta como posibles restos finales de la
migración de algunos contingentes de aquel hombre fósil europeo, arrojado de Europa por la
presencia de formas humanas más evolucionadas, es decir, por hombres del tipo de
CroMagnon, de Chancelade o de Grimaldi.