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ANATOMIA Y FISIOLOGIA - Riñón
MECANISMO DE LA FORMACION DE ORINA
Todos los elementos componentes de la orina, aparte de algunas sustancias como el ácido
hipúrico y el amoníaco, que el riñón es capaz de sintetizar, provienen de la sangre.
Al nivel del glomérulo los capilares sanguíneos están en contacto íntimo con las paredes de la
cápsula de Bowman. Las paredes del extremo ciego del tubo renal están tapizadas por células
chatas muy delgadas que se asemejan a las paredes de los capilares. A través de esta doble
pared filtra hacia el interior del tubo renal un líquido cuya composición, excepto la falta de
proteínas, es idéntica a la del plasma sanguíneo. Las moléculas tienen un tamaño demasiado
grande y no pasan a través de los pequeños poros del filtro glomerular. La fuerza que provoca
la filtración es la presión de la sangre en los capilares sanguíneos que constituyen el
glomérulo. En estos capilares la presión sanguínea es mayor que en los capilares del resto del
cuerpo, principalmente porque el glomérulo está intercalado entre dos arteriolas de las cuales
la eferente es de menor calibre que la aferente. En lugar de 30 mm de mercurio que es la
presión habitual en los capilares de la piel, la presión sanguínea de los del glomérulo se eleva a
70 mm de mercurio. Esto asegura la filtración de un volumen elevado de líquido, que en el
hombre totaliza unos 125 cm3 por minuto, es decir, cerca de 170 litros por día.
La composición de este líquido, como ya dijimos, es idéntica a la del plasma, salvo que no
contiene proteínas. Richards y sus colaboradores han podido probar esto, en los animales de
experimentación, aspirando con micropipetas el contenido de la primera porción del tubo
renal y sometiéndolo a análisis químico.
Si comparamos la composición de la orina con la del plasma (tabla II) veremos, sin embargo,
que la concentración en que se encuentran sus componentes es muy variable, y que algunas
sustancias que existen en la sangre no están presentes en la orina. Esto ocurre porque el
infiltrado glomerular es reabsorbido parcialmente a lo largo del tubo urinífero, y esta
absorción es selectiva.
Consideremos en primer lugar la reabsorción de agua. Mencionamos antes que se filtran a
través de los glomérulos de ambos riñones unos 170 litros de líquido por día. Todos sabemos
que el volumen de orina evacuado por la vejiga es de cerca de un litro y medio. Se deduce de
esto que al nivel de los tubos renales se reabsorben en las 24 horas 168 litros y medio, es decir
el 99% del filtrado glomerular. Intervienen en este proceso solamente los tres segmentos
descritos del tubo urinífero. Los tubos colectores, el uréter, la vejiga, etc., no tienen funciones
de absorción.
Los túbulos reabsorben agua y las sustancias disueltas en ella. Pero la reabsorción de las
sustancias disueltas se hace en forma selectiva. Un ejemplo típico es la glucosa. Esta se
reabsorbe íntegra en el segmento proximal del tubo renal. La capacidad de reabsorción de las
células tubulares es muy grande, pero no infinita. En efecto, cuando la concentración de
glucosa en la sangre, y por consiguiente en el filtrado glomerular, se eleva (como en el caso de
la diabetes), las células del tubo proximal reabsorben más glucosa. Pero pasado cierto límite
denominado umbral renal, que para la glucosa es de alrededor de 1,5 g por litro de sangre, los
túbulos son incapaces de reabsorber toda la glucosa que contiene el filtrado glomerular,
dejando pasar cierta cantidad a la orina. Aparece entonces glucosuria, uno de los síntomas de
la diabetes.
Otra prueba de la reabsorción selectiva lo constituye el grado diferente de concentración que
sufren las sustancias al pasar de la sangre a la orina. Algunos constituyentes se concentran
mucho, mientras otros casi no se concentran (ver tabla II). La urea se concentra 80 veces,
mientras que el cloruro de sodio sólo se concentra 2 veces. Si la reabsorción de agua fuera
pasiva, todas las sustancias contenidas en el filtrado glomerular tendrían que •presentar un
índice de concentración semejante.
También se ha probado por diversos métodos que las células de los tubos uriníferos, así como
son capaces de tomar de la luz de los tubos sustancias que luego vierten en la sangre, son
capaces también de verter en la luz de los tubos sustancias que han tomado de la sangre. El
papel que esta función excretora puede tener en la formación de orina, no está aún aclarado.