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ANATOMIA Y FISIOLOGIA - Hipófisis
EL LOBULO POSTERIOR
La parte nerviosa de la hipófisis se prolonga, como se describió, a través del tallo de la
hipófisis, hasta la parte vecina del cerebro, el hipotálamo. Lóbulo posterior, tallo y parte
relacionada del hipotálamo, constituyen una unidad anatómica y funcional.
Se le reconoce a este lóbulo una función bien demostrada, que es la de regular la cantidad de
orina que filtra por el riñón. A tal objeto, en este lóbulo se elabora una sustancia que pasa a la
sangre y llega al riñón, frenando su producción de orina. Esta sustancia, llamada hormona
antidiurética, es fácil de extraer si se preparan extractos de lóbulo posterior, pero su
composición química no es bien conocida.
Cuando espontáneamente se lesiona el lóbulo posterior o se lo extirpa por una operación
quirúrgica, deja de producirse la hormona antidiurética y aparece la diabetes insípida. Se
obtiene el mismo resultado cortando el tallo o destruyendo la parte del hipotálamo en la que
se originan las fibras nerviosas que van por el tallo al lóbulo posterior.
Los pacientes con diabetes insípida orinan cantidades extraordinarias que alcanzan a 10, 20,
incluso 40 litros diarios, y están sometidos a la doble tortura de una sed insaciable y una
necesidad frecuente de la micción. La orina es de color claro, y se diferencia de la orina de la
verdadera diabetes porque no contiene glucosa.
Si se da al enfermo lóbulo posterior de hipófisis desaparecen transitoriamente los síntomas de
la diabetes insípida, por lo que hay que repetir continuamente el tratamiento. En el hombre se
pueden inyectar extractos de este lóbulo o, simplemente, hacer inhalaciones nasales de polvo
del mismo, como si fuera rapé.
Se le atribuyen también al lóbulo posterior, además de la acción antidiurética, otras dos
funciones que todavía no son bien conocidas. Una de ellas sería favorecer en la mujer la
producción del parto, tesis en parte confirmada por el hecho de que se preparan extractos de
este lóbulo capaces de inducirlo.
La otra acción consistiría en regular la presión arterial, probada por Orlas, de la Argentina, en
los batracios. Pero en los mamíferos faltan pruebas suficientes.