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ANATOMIA Y FISIOLOGIA - El corazón
EL ELECTROCARDIOGRAMA
La actividad del corazón da lugar a fenómenos mecánicos, térmicos, químicos y eléctricos. Por
su importancia, los fenómenos eléctricos merecen una descripción más detallada.
La actividad de cualquier tejido va acompañada de fenómenos eléctricos que se pueden
recoger e inscribir. La contracción de un músculo esquelético convierte a éste en una pequeña
batería. La zona del músculo que está contraída es, en un momento dado, eléctricamente
negativa con respecto a las zonas adyacentes, donde ha cesado la contracción o que se
contraerán inmediatamente después.
En el corazón, los fenómenos eléctricos se ponen de manifiesto más fácilmente que en un
músculo esquelético, por tratarse de una masa muscular voluminosa que se contrae casi
simultáneamente en su totalidad. Si se coloca sobre el corazón un nervio conectado con su
músculo correspondiente, se verá que por cada sístole cardiaca se produce una contracción del
músculo, como si se excitara el nervio con una corriente eléctrica.
La corriente eléctrica desarrollada por el corazón (corriente de acción), se propaga a los tejidos
vecinos y puede ser recogida en la superficie del cuerpo. En un momento dado de la sístole,
cuando la parte superior del corazón está en actividad, los brazos del sujeto tendrán un
potencial más negativo que las piernas. Si se conecta el brazo derecho y la pierna izquierda con
un aparato registrador de corrientes eléctricas (galvanómetro de cuerda u oscilógrafo), se
captarán las variaciones de potencial correspondientes a las distintas fases de la actividad
cardiaca.
El electrocardiograma así obtenido muestra una serie de ondas cuya significación se conoce
hoy gracias a innumerables experimentos realizados por fisiólogos y médicos. En general, y
cualesquiera sean los puntos desde los cuales se obtenga el registro, se observan en el trazado
tres ondas positivas (desviación hacia arriba de la línea basal) y tres ondas negativas.
Einthoven, sabio holandés al que se deben grandes progresos en el estudio de las variaciones
eléctricas cardíacas, designó estas ondas con las letras P, Q, R, S y T. El comienzo de la onda P
indica el comienzo de la sístole auricular. El comienzo del grupo de ondas denominadas Q, R
y S, indica el comienzo de la actividad ventricular, y el fin de la onda T coincide,
aproximadamente, con el fin de la sístole ventricular.
Arriba, electrocardiograma normal, y abajo, en un caso de bloqueo auriculoventricular
completo.
El estudio metódico del electrocardiograma permite reconocer dónde se inicia
y cómo se
propaga el estímulo que origina la contracción del corazón. Por ejemplo, cuando existe una
lesión que impide el paso del estímulo de aurículas a ventrículos se produce, como ya se ha
descrito, un bloqueo aurículoventricular, latiendo aurículas y ventrículos independientemente
y estos últimos con un ritmo más lento. Esta condición puede reconocerse fácilmente en el
electrocardiograma, donde se verá que no existe, como en los casos normales, una relación
cronológica y estrecha entre ondas P (que representan la sístole auricular) y ondas Q, R, S, T
(que representan la sístole ventricular).
El electrocardiograma permite también diagnosticar otros trastornos del ritmo, y revela la
presencia de alteraciones de la nutrición del corazón. La interrupción de la circulación en una
rama de las arterias coronarias que nutren al corazón, produce serios trastornos. La zona de
músculo cardíaco irrigada por la rama ocluida, al no recibir sangre, deja de contraerse y sufre
graves alteraciones en su estructura. Los síntomas, entre los cuales el dolor intenso en la región
anterior del pecho es uno de los más llamativos, constituyen una entidad clínica, el infarto del
miocardio, para cuyo diagnóstico el electrocardiograma aporta datos esenciales.