Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
AGRICULTURA - Frutales
TERRENO. Hay que sentar como premisa que cada especie y cada variedad requieren un
suelo distinto. La calidad de un terreno depende de su constitución físicomecánica, en la que
se encuentran: gravas, arena gruesa, arena fina, limo, arcilla y humus, y del porcentaje en que
se encuentren en la composición de un terreno cada uno de estos elementos dependerá la
calidad del mismo y en consecuencia su adaptabilidad para las distintas especies.
DIFERENTES TIPOS DE TERRENO. Arenosos son aquellos en los que interviene como
principal componente la arena y tienen menos del 8 de arcilla. Arenoarcillosos son los mejores
para fruticultura agregándoles materia orgánica y transformándolos así en
arenoarcillosohumíferos. Como su nombre lo indica predomina en ellos la arena, pero tienen
arcilla y calcáreo en buena proporción. Arcilloarenosos: suelos muy ricos en los que
predomina la arcilla, que pueden ser ventajosos para las especies débiles e inconvenientes
para las especies vigorosas, pues dan mucho desarrollo vegetativo y poca fruta.
Arenocalcáreo: el principal componente es la arena, pero el calcáreo se encuentra en
proporciones considerables. Están principalmente en las cercanías de las montañas.
Estos son los principales tipos de terreno y al hablar de cada especie en particular se indicará
cuál de ellos prefiere. Es muy importante tener en cuenta también la reacción del terreno, es
decir, si se trata de un suelo ácido, alcalino o neutro, así como su profundidad, que es uno de
los factores que da mayor valor a la tierra, debido a la correlación que existe entre el
desarrollo de las raíces y la capa de tierra.
FORMACION DE UN MONTE FRUTAL. Cuando se quiere formar un monte frutal, después
de haber elegido el terreno más adecuado para la especie de que se trate, lo primero que
habrá que hacer será formar el cerco vivo. Para la formación del monte se puede partir de
semillas o de estacas, yemas, etc., es decir, que se puede recurrir a la vía sexual y a la agámica.
En la multiplicación por semillas se comienza por la elección de las mismas, se siembran en
almácigas en cuya preparación se pondrá especial cuidado. Una vez sembradas se las tapa
con paja picada o estiércol descompuesto para evitar que la tierra forme costras al ser
desecada por el sol. El trasplante se efectuará en distintas épocas según las especies, debiendo
ser trasplantadas más pronto aquellas que necesitan mucho espacio para su desarrollo. Del
almácigo pasan al vivero, extensión de terreno perfectamente preparada con profundas
aradas y tierra bien desmenuzada, protegida por un tupido cerco vivo y situada en un pedazo
del terreno donde se efectuará la plantación definitiva y en el cual permanecen las plantas
hasta su trasplante final. Se puede suprimir la etapa del almácigo sembrando directamente en
el vivero, a distancias suficientes. Esto presenta ventajas en cuanto se refiere a economía de
mano de obra, pues se evita un trasplante, pero tiene el inconveniente de que es más difícil
proteger las plantitas recién nacidas en la gran extensión del vivero, que en la pequeña de la
almáciga.