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AERONAUTICA - El vuelo y la meteorología
MASAS DE AIRE
Las grandes masas de aire que descansan por algún tiempo sobre continentes u océanos
adquieren las características de dichas regiones. Las zonas árticas y tropicales se distinguen
siempre fácilmente por esta razón, en lo que al tiempo se refiere, y cada una tiene propiedades
apreciablemente diferentes. El aire polar será de baja temperatura y, siendo el aire frío más
pesado que el caliente, tendrá también grandes presiones. Una vez que una masa de aire o
cuerpo grande de aire que tenga las mismas características horizontalmente (temperatura,
presión, contenido de humedad, etc., son las mismas en toda la zona) se establece en la región
de origen tal como en los polos o en los trópicos, se pueden pronosticar las condiciones
meteorológicas que la misma provocará. Estas masas de aire se mueven a través de la
superficie terrestre, cambiando según la superficie sobre la cual fluyen. En general, las masas
polares se desplazan sobre los continentes al encuentro de las masas tropicales. Como ambas
son de características completamente diferentes, su mezcla no resulta uniforme. El límite entre
las dos masas de aire se llama frente y se caracteriza por su gran actividad en las
manifestaciones atmosféricas.
El aire proveniente de las regiones árticas o polares es, en general, frío y seco, con grandes
presiones; el aire tropical o ecuatorial es caliente y húmedo con presión baja. El contenido de
humedad de una masa de aire varía con el tipo de superficie sobre la cual se ha originado:
continental o marítima; la primera tiende a secar el aire y la segunda a agregarle humedad. Si
una masa de aire es más fría que la superficie sobre la cual fluye, se llama masa de aire frío,
aun cuando su temperatura puede ser relativamente alta. En este caso, la masa se calentará
desde abajo, lo cual causa la elevación de corrientes de aire, formando nubes de tipo cumulus.
El vuelo será brusco en los niveles bajos, pero las corrientes de aire ascendente aportarán
buena visibilidad, ya que las partículas de polvo serán llevadas a lo alto en lugar de
agrumarse en capas cerca del suelo. Las precipitaciones (condensación de la atmósfera en la
forma de lluvia, nieve, etc.) se caracterizan por las garúas, tormentas y ráfagas de nieve. Una
masa de aire caliente, más cálida que la superficie sobre la cual se desplaza, se enfriará desde
abajo. La parte inferior de esta masa, al enfriarse, se hará más pesada y tenderá a resistir un
desplazamiento vertical. El aire se uniformará con el polvo acumulado en la parte inferior,
disminuyendo la visibilidad, y las nubes serán del tipo stratus o en capas. La precipitación no
será espasmódica o intermitente como en la masa de aire frío, sino que tenderá a ser
continuada, formándose a menudo lloviznas y neblinas.
Cuando las masas de aire frío y caliente se encuentran, la atmósfera del frente ofrece muy
pobres condiciones de vuelo. A igualdad de volumen, el aire frío es más pesado que el aire
caliente, de ahí que el aire polar o ártico empujará o acuñará por debajo al aire tropical o
ecuatorial. Los frentes fríos, donde el aire frío desplaza al aire caliente sobre la Tierra,
producen serias borrascas, turbulencias, vientos rápidos, precipitación pesada, formación de
hielo y techos bajos. Cuando el aire caliente obra contra el aire frío, el aire más frío y más
pesado se acuña debajo del caliente empujándolo hacia arriba en forma inclinada, dando
como resultado un enfriamiento y condensación con la consecuente formación de niebla. La
peor característica del frente caliente es la de su escasa visibilidad.
En los mapas meteorológicos se muestran las masas de aire con indicación de los movimientos
de presión, temperaturas y áreas de precipitación. Como el principal movimiento de las masas
de aire es el flujo de la presión, las líneas que conectan puntos de igual presión, o isobaras, se
señalan claramente en dichos mapas. Cuando estas isobaras se hallan muy juntas, el viento
será fuerte. Las fluctuaciones de las isobaras indicarán regiones frontales. En las áreas de
presión alta, el aire circula en el sentido horario de adentro hacia fuera. La rotación de la
Tierra desplaza a los vientos hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el
hemisferio sur. En una baja, o área de baja presión, el flujo será antihorario y hacia el centro.
Contando con esta información en los mapas meteorológicos, pueden seleccionarse por
anticipado las rutas donde soplen vientos de cola durante casi todo el viaje.
Aunque los pronósticos previenen al piloto sobre un posible mal tiempo, depende del piloto el
poder determinar durante el vuelo las indicaciones en tal sentido y planear su vuelo de
acuerdo con las mismas. Si hay presencia de tormentas en la ruta y las mismas fueran de
consideración, habrán de evitarse, ya que pueden involucrar corrientes verticales de hasta 300
kilómetros por hora. Estas tormentas pueden eludirse alteran do el curso del vuelo a su
alrededor, porque las mismas son generalmente de poca extensión. En el avión hay metal en
cantidad como para desviar la electricidad formada durante una tormenta. Sin embargo, la
radio y los equipos eléctricos, a menudo pueden quedar anulados, lo que produciría serias
dificultades en la navegación si dicha posibilidad no se considera antes del vuelo.