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AERONAUTICA - El vuelo y la meteorología
El vuelo, en diferentes condiciones de temperatura, por las rutas aéreas es otro de los campos
que se ha beneficiado con la investigación durante la guerra. Debido a la evolución de los
aviones, que pueden volar a grandes velocidades y a elevadas alturas, se han efectuado
nuevos descubrimientos sobre la naturaleza de las capas superiores del aire. Desde los
modestos comienzos del servicio meteorológico en las postrimerías del siglo XIX, la ciencia de
recoger y analizar las informaciones acerca del tiempo ha llegado a ser una de las ramas
principales de la aviación, ya que presenta problemas que han puesto en juego la utilización
del transporte aéreo, y de ahí su general aceptación.
En algunos países, las líneas comerciales y los servicios militares colaboran en conjunto para
ofrecer al piloto la información meteorológica correspondiente. Además, los informes sobre el
tiempo son transmitidos por radio a intervalos regulares. Cuando las condiciones atmosféricas
obligan a informar inmediatamente, como en el caso de proximidad de tormentas, tornados,
etc., se envían boletines especiales por teletipo.
Recientemente, la aeronavegación ha llegado a depender mucho más estrechamente de la
información meteorológica para el vuelo dinámico, pues se determina, según los mapas
meteorológicos, la ruta que ofrecerá vientos de cola durante casi todo el curso, aun cuando la
misma no sea la distancia más corta entre el punto de partida y el de destino.
Los informes meteorológicos principales requeridos por los navegadores comprenden los
referentes a los vientos altos, hallados por medio de sondeos, los cuales indican la altitud más
favorable para el vuelo; a la presencia de turbulencias; a cuánto y cómo se formará hielo
durante el trayecto y a la altura de las nubes. Si el tiempo es dudoso en el punto de destino,
hay que seleccionar un aeropuerto intermedio que ofrezca mejores condiciones atmosféricas.
Ultimamente las investigaciones han demostrado que el radar puede desempeñar parte
importantísima en los pronósticos atmosféricos siendo también útil, por los informes
permanentes relativos a la naturaleza de las tormentas y sus movimientos, para ser utilizado
por la meteorología.
Todo el proceso de una tormenta tal como se ve a través del radar ha sido fielmente
reproducido en películas cinematográficas por el ejército de los Estados Unidos de
Norteamérica. El uso del radar para captar tormentas empezó ya en 1943 cuando los técnicos
en la materia notaron "ecos fantasmas" en sus pantallas, causados por los truenos. Es probable
que las pantallas de radar sean utilizadas en las cabinas de los aviones para "ver" la formación
de nubes, en los frentes o en las oficinas de despacho de aviones de las líneas comerciales. A
pesar de la ayuda de los complicados equipos correspondientes al vuelo por rutas
meteorológicas, el personal de aviación deberá poseer conocimientos básicos de meteorología,
tales como la lectura de los mensajes por teletipo (informes enviados cada hora), la
interpretación de las formaciones de nubes y sus movimientos, y el reconocimiento de
condiciones peligrosas y saber cuál es el procedimiento que se ha de emplear en cada caso.
Dicho personal debe estar familiarizado, entre otras cosas, con el frente propiamente dicho, el
hielo, la niebla, los errores del altímetro, las tormentas, vientos y ráfagas.