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AERONAUTICA - Helicópteros
ANTECEDENTES HISTORICOS
Se cree que las primeras contribuciones al desarrollo del helicóptero empezaron con la
declaración del principio de la espiral de Arquímedes. En 1500, Leonardo da Vinci describió el
aparato de vuelo en forma de helicóptero y determinó los requisitos para su vuelo de la
siguiente forma: "Yo "digo que si este instrumento hecho con una hélice, si está bien hecho, "es
decir, de tela a la cual "se han cerrado los poros "con almidón, es girado "con gran velocidad,
dicha "hélice puede hacer una "espiral en el aire y trepar "alto".
HELICOPTERO DE LEONARDO DA VINCI
El grabado muestra una reconstrucción basada en el diseño del genio universal de da Vinci.
Esta concepción de la "hélice" llegó a ser popular en las postrimerías del siglo XIX por medio
de un juguete construido por Launoy y Bienvenu con dos hélices que giraban en direcciones
opuestas. Una idea similar a ésta se había originado hace siglos entre los chinos, pero al
popularizarse en Francia e Inglaterra dio inspiración para acrecentar la investigación sobre los
helicópteros. Sir George Cayley, el padre de la aviación británica, procedió a construir un
modelo propio que voló hasta una altura de 30 metros. Edison, el gran inventor
norteamericano, trató de mover las hélices grandes con energía eléctrica, pero no lo logró,
comprendiendo que la solución vendría luego de un estudio avanzado de la aeronáutica que
él no estaba preparado para encarar fue un francés, Louis Breguet, el primero en construir un
helicóptero que voló, llevando a un piloto a bordo, el 24 de agosto de 1907, desprovisto de
todo medio de control, debido a la dificultad de resolver dicho problema, que no se solucionó
hasta algún tiempo después. Durante la primera guerra mundial, dos austriacos construyeron,
con fines de observación, un helicóptero, cautivo por cables, que sólo podía volar
verticalmente, hasta una altura de unos cincuenta metros.
En 1916, George de Bothezat, un exilado ruso, desarrolló un tratado sobre la teoría de
"tornillos elevadores" y a él se le debe una considerable investigación sobre el diseño de palas.
Estando bajo contrato en el ejército de los Estados Unidos, produjo finalmente una máquina
que el 18 de diciembre de 1922 voló a una altura de dos metros, permaneciendo así durante un
minuto y cuarenta segundos antes de descender a salvo al suelo. La máquina empleaba cuatro
juegos de rotores. La característica de una asimetría importante en el caso de alguna falla
mecánica (el aparato sería incontrolable si un conjunto de rotor fallase), como así también la
complejidad general de la máquina, hicieron que el ejército abandonara toda otra
investigación con Bothezat, aunque creían firmemente en el futuro del vuelo con helicópteros.
Breguet volvió a sus investigaciones sobre helicópteros y en 1931 tuvo un buen éxito en la
construcción de un modelo con los rotores iguales coaxiales, que alcanzó 180 metros y
demostró poseer buenas características de control. Durante el período de 1922 a 1935, se
obtuvo un considerable progreso con el desarrollo del "autogiro" de Juan de la Cierva, que
parecía un avión porque tenía un motor para crear un movimiento de avance y superficies de
cola para control, pero llevaba sus alas encima del fuselaje en la forma de perfiles rotativos
libres. Su aparato voló con buen éxito luego de un período de experimentación y contribuyó
en gran parte al conocimiento de las alas rotativas, ya que las características aerodinámicas del
movimiento del rotor eran similares. En 1937 un helicóptero alemán que presentaba dos
rotores iguales exteriores voló con éxito, y poco tiempo después, Igor Sikorsky voló en su VS
300, considerado por muchos como el primer helicóptero realmente moderno y práctico.
AUTOGIRO DE JUAN DE LA CIERVA
Este fué el primero que tuvo éxito el 9 de junio de 1923. Desde entonces el autogiro ha sufrido
muchas modificaciones.
Los helicópteros de hoy pueden volar por períodos de tiempo prácticamente indefinidos,
pueden moverse lateralmente, hacia atrás y hacia delante con igual facilidad y pueden
aterrizar a salvo en caso de una falla del motor. En un aterrizaje autorrotativo se puede
mantener un planeo de 4 1/2 a 1 y aterrizar a una velocidad hacia adelante de cero a setenta
millas por hora. Se considera que un tiempo de vuelo de veinte a treinta horas es una
experiencia de vuelo adecuada para que el piloto maneje el aparato con seguridad. La vida de
las palas de los rotores de algunos modelos se estima en más de 1.000 horas. Algunos
helicópteros han volado a alturas de alrededor de 7.000 metros y han establecido marcas de
velocidades ligeramente superiores a 115 millas por hora. Algunos modelos mayores han sido
construidos bajo contrato para el servicio militar norteamericano, para el transporte de cargas
considerables y para llevar por lo menos 10 personas. El helicóptero es muy utilizado en los
Estados Unidos, especialmente como fumigador de cosechas, y se han exportado varios con
este propósito a Canadá y América del Sur, donde les han hallado otras aplicaciones.