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ADMINISTRACION DE NEGOCIOS – Compensación a los obreros
El pago de jornales satisfactorios, si bien no es el único factor capaz de mantener el espíritu en
la compañía, es ciertamente básico. Aunque pueden existir y existen otras satisfacciones que el
obrero obtiene gracias a su trabajo, el jornal que recibe determina su nivel de vida, como así
también el de su familia, la educación que él puede proporcionar a los suyos, el grado en que
puede afrontar enfermedades, vejez y otras dificultades de su vida. Que los jornales son
importantes puede deducirse del hecho de que ellos son todavía la causa más importante de
las huelgas. Los jornales satisfactorios son tan importantes, que si los obreros no comprenden
las ventajas de ciertos beneficios, como almuerzos gratis u ofrecidos a precios por debajo del
costo, servicios diversos que se les presten, etc., tales compensaciones dejarán de tener
atractivo para ellos. La reacción del obrero ha sido frecuentemente la de preferir que su costo
esté incluido en la paga semanal, para aumentar así su jornal básico hasta lo que, en su
opinión, es satisfactorio, en vez de dejar que el empleador gaste dinero en su lugar, y en esa
forma lo haga depender más de él. Poco es lo que un empleador puede hacer para mejorar el
espíritu y formar personal satisfactorio mientras no haya dilucidado el problema de los
jornales.
El obrero, al avaluar los jornales pagados por una compañía, se hace las siguientes preguntas:
1- ¿Son estos jornales adecuados como para permitirle mantener el nivel de vida al cual está
acostumbrado?
2- ¿Son los jornales de esa fábrica tan buenos o mejores que los que rigen para esa industria en
general?
3- ¿Son los jornales de esa fábrica fijados en forma tal que reflejen fielmente las diferencias
exigidas en idoneidad, esfuerzo, etc.?
4- ¿Permiten los jornales de esa fábrica obtener recompensas progresivas para aquellos que
realizan un trabajo por encima del término medio?
Los obreros consideran que, después de cierto período de tiempo, no sólo deberían estar en
condiciones de mantener su nivel de vida, sino que éste debe mejorar. En consecuencia, tanto
en buenos como en malos tiempos, ellos consideran que, si su nivel debe mejorar, deben
también aumentar los jornales. Sin embargo, los jornales en dinero que él recibe no indican
por sí mismos su nivel de vida. Este se refleja en los verdaderos jornales que él recibe, es decir,
los bienes y servicios que puede comprar con sus jornales. En los períodos de inflación, con
costos de vida en rápido aumento, los jornales podrán no aumentar con suficiente rapidez
como para compensar esos costos de vida aumentados. Los jornales, en general, van
quedando atrás de los costos de vida, tanto cuando éstos aumentan como cuando bajan.
Algunas compañías, en un esfuerzo para resolver este problema, han acordado bonos de
garantía de costo de vida. Sin embargo, aun tales bonos quedan necesariamente atrás por el
costo de vida. A los efectos de mantener permanentemente cualquier aumento de jornal o
mejora en el nivel de vida que pueda haberse obtenido en las épocas de bonanza, los obreros
se resisten a reducciones en los jornales, debido a que éstos ejercen un efecto sumamente
retardado sobre los niveles de vida.
Otra pregunta que el obrero se hace en lo que concierne a sus jornales es: ¿son mis jornales
iguales o mejores que en otras compañías de la misma industria, en la misma localidad?
Algunas compañías tienen un sistema definido, que consiste en pagar jornales más altos que
los del nivel normal del mercado, en la suposición de que ese nuevo nivel les permitirá hacer
una selección más estricta y tomar personal atrayendo obreros mejores y más productivos.
Además, el personal que sabe que no obtendrá así no más una paga mayor en otras partes,
tenderá a quedarse donde está, reduciendo en esta forma las renovaciones de mano de obra
de la compañía.
Algunas compañías tratan de pagar los salarios normales del mercado. Al hacer esto, saben
que ellos están dentro del nivel general en la industria, y como la de ellos está dentro de las de
gran competencia, no desean cargar a la compañía con un peso de jornales mayor que lo
necesario. Con el objeto de determinar el nivel del mercado, habrá que efectuar una
investigación de salarios dentro de esa industria, para determinar la curva correspondiente a
ésta. Tales investigaciones de salarios las efectúan a veces las mismas fábricas, como así
también las asociaciones gremiales de esa industria en particular. Al efectuar estas
investigaciones, es de la mayor importancia que se definan muy cuidadosamente las distintas
tareas, de modo que no se lleguen a comparar entre sí trabajos distintos. Desgraciadamente,
los nombres de las tareas dentro de una industria no obedecen a reglas fijas. Por ejemplo, en
una compañía, un maquinista podrá ser un hombre que ha trabajado una época como
aprendiz y está en condiciones de manejar correctamente todas las máquinas herramientas de
la fábrica. En otra compañía, un hombre con el título de maquinista podrá ser tal vez apenas
un poco más que el operario de una máquina. Naturalmente, sus tareas no son comparables y,
por lo tanto, las magnitudes del jornal que reciban tampoco lo podrán ser. En una
investigación del mercado de jornales es preciso que se comparen las tareas y no los nombres
de las tareas. Con el resultado de tal investigación del mercado de sueldos, una compañía
podrá comparar su posición respecto al término medio dentro de esa industria y podrá, por lo
tanto, estar en condiciones de decidir respecto a los jornales sobre la base de los hechos y no
sobre lo que los obreros quieran hacerle tomar como hechos, debido a que lo que éstos buscan
es mejores jornales.
Un obrero también compara sus jornales con los que se pagan a otros obreros de su misma
fábrica y que realizan una tarea comparable. Si a algunos obreros que efectúan la misma tarea
en otra sección de una fábrica se les pagan salarios más altos que a él, estará descontento y
exigirá que el suyo sea aumentado hasta igualar el de los otros. En forma similar, si la
diferencia de jornales entre obreros adiestrados y obreros no adiestrados no es suficiente como
para justificar una mayor habilidad, responsabilidades, etc., que se requiere de los primeros,
éstos también estarán descontentos. Ocurre a menudo, especialmente dentro de las oficinas,
que los sueldos pagados por una tarea difieren mucho de un departamento a otro. A menudo,
el jefe que es emprendedor y está continuamente exigiendo aumentos para los obreros de su
departamento, tendrá éxito en obtenerlos para sus empleados, colocándolos en esta forma por
encima de los demás.