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TUMORES

LOBANILLO O LUPIA


Quiste o saco subcutáneo, debido a la dilatación de un folículo mucoso o sebáceo por la acumulación en su cavidad del producto de la secreción.

Estos tumorcitos se desarrollan sobre todo en la cara, cabeza, espaldas, labios, vulva y prepucio.

La membrana del quiste es gruesa y resistente; está formada por un tejido semejante a la dermis; la cara externa de esta membrana se une débilmente a los tejidos vecinos; su contenido varía mucho: sustancia semifluida, untuosa, blanquecina, o parecida a la miel, otras veces materia concreta. El volumen de los lobanillos es pequeño, comúnmente como el de un guisante o una avellana; los lobanillos del cuero cabelludo de la cabeza a veces adquieren el tamaño de un huevo o de una naranja. El tumor es redondo, a veces achatado, bien circunscrito, a veces pediculado, móvil, no doloroso a la presión, sin cambio de color en la piel, y de consistencia blanda.

Los lobanillos tienen un desarrollo lento; y después de haber adquirido cierto volumen, por lo común se estacionan; no se deshacen, y pueden persistir toda la vida sin degenerar; no incomodan, salvo cuando ocupan la cara, los párpados o la frente.

Tratamiento.

Los lobanillos se curan por extirpación o cauterización.

La cauterización se practica extendiendo sobre la superficie del tumor pasta cáustica de Viena, con la precaución de preservar los tejidos inmediatos merced al esparadrapo agujereado en el centro. La pasta se deja sobre el quiste por espacio de diez minutos; retírase entonces; la escara resultante de la acción de la pasta cáustica se cubre con esparadrapo. Al cabo de algunos días la escara se desprende y deja una herida, la cual se cura con hilas cubiertas de cerato.

La cauterización es más larga que la extirpación, y seguida de una cicatriz más visible.

No deben tocarse los lobanillos pequeños y múltiples.

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