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TUMORES

ÁNTRAX


Tumor inflamatorio muy duro, muy doloroso, de color rojo oscuro, que, en el espacio de algunos días, adquiere muchas pulgadas de diámetro; la piel que lo cubre se abre en muchos agujeros que arrojan un pus sanguinolento, se seca y cae. Por su constitución anatómica el ántrax se parece al furúnculo; diferenciándose de él por su mayor tamaño y sobre todo por los fenómenos graves que lo acompañan. El sitio del ántrax es la nuca, las costillas, las nalgas, los miembros, la cara, etc.

Tratamiento.

El ántrax pequeño debe ser tratado como un furúnculo, con cataplasmas de linaza o de fécula continuadas hasta la curación. El mejor modo de tratamiento del ántrax algún tanto grande es la cauterización, que se practica de preferencia con hierro incandescente o con el termo-cauterio; a falta de estos, con pasta de cloruro de zinc. Después de la cauterización, cataplasmas de linaza o de fécula. Una vez caída la escara, lavar la superficie con agua fénica o con licor de Labarraque; curar con cerato simple, con glicerado de almidón o con glicerado fénico. Desembarazar la herida de las escaras todos los días. Internamente administrar vino de quina. Sulfato de quinina a la dosis de 50 centigramos por día, para evitar la infección purulenta. Para bebida ordinaria, limonada de limón o de naranja. Sostener las fuerzas con caldos y sopas sustanciosas, jaleas animales y vegetales, huevos, tapioca, pollo asado, vino.
Como tratamiento del ántrax, aconséjase también un vejigatorio que abrace todo el tumor, al principio de la enfermedad, o la excisión completa como si se tratase de un tumor. Estos métodos han dado también buenos resultados. En cuanto a la incisión del ántrax, se usa poco actualmente.

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