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SÍFILIS

CHANCRO FADEGÉNICO, ESTIOMÉNICO O CORROSIVO


Chancro sifilítico que se extiende superficialmente o en profundidad, y que se cubre de escara.

Cuando un chancro debe tomar esta forma, el círculo rojizo que lo cerca se dilata mucho; el enfermo experimenta un dolor intenso; hínchase la parte afectada, y toma el color de heces de vino; la supuración es abundante y fétida, de olor gangrenoso.

La úlcera se extiende rápidamente, destruyendo todo cuanto halla en su camino hasta que, después de separada la escara, queda a descubierto una herida que sigue la marcha de las heridas que han supurado. El fadegenismo produce en ocasiones desórdenes considerables.

Tratamiento.

Curar el chancro fadegénico con hilas mojadas en solución de tartrato de potasa y hierro (tartrato, 1 parte; agua, 20 partes; alcoholato de espliego, 5 partes); con licor de Labarraque, con solución de cloruro de cal, con agua fénica, con solución de clorato de potasa (1 parte de clorato para 50 de agua). Tocar el chancro con tintura de iodo pura, con solución de percloruro de hierro a 15°.

En los casos muy renitentes espolvorear la herida con cantáridas, y veinticuatro horas después curarla con hilas empapadas en vino aromático, o aplicar un vejigatorio en la úlcera. Por último, aplicar la pasta cáustica de Viena.

El tratamiento interno consiste en las preparaciones mercuriales o de ioduro de potasio.

El fadegenismo no se produce sino en los individuos que no tratan aseadamente las úlceras sifilíticas, o cuya constitución ha sido debilitada por una causa cualquiera; necesario es pues unir a los medicamentos antisifilíticos, el régimen analéptico, y observar gran limpieza.

Aquí se presenta una cuestión: ¿necesita siempre el chancro de un tratamiento general?

Nadie pone en duda su utilidad en el chancro indurado. Pero muchas personas, considerando el chancro blando como una afección puramente local, lo combaten solo por la cauterización y aplicaciones de vino aromático, y rechazan absolutamente el tratamiento mercurial interno.

Esta última practica no debe ser adoptada, porque estos dos chancros no son dos enfermedades diferentes, sino dos variedades de una sola afección, y aun admitiendo que el chancro blando sea más raramente seguido de síntomas constitucionales, lo mejor será siempre, a fin de evitarlos, usar de la medicación mercurial interna que, convenientemente dirigida, nunca tiene inconvenientes, antes bien que exponer al enfermo a una sífilis secundaria y a los numerosos accidentes que la acompañan.

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