OPERACIONES FARMACÉUTICAS

REGLAS PRÁCTICAS DE LA PULVERIZACIÓN

Las reglas observadas en la práctica son las siguientes:

1° Antes de pulverizarlas, preciso es cribar las sustancias para quitarles las materias extrañas; cortar las hojas, tallos y raíces de las plantas fibrosas, como el regaliz, la altea, etc.; raspar algunas maderas, como la de guayaco, sasafras, etc.; limar los metales, extraer y separar las partes inertes, como los cabos leñosos y filiformes de las raíces de ipecacuana, la epidermis, de algunas cortezas como la de la canela.

2° No se debe pulverizar al mismo tiempo gran cantidad de sustancias.

3° Cuando hubiere que pulverizar simultáneamente sustancias diversas, como cuando se quisieran preparar los polvos compuestos, se comenzará por las más duras, como ciertas raíces y leños, y después por las menos compactas. Si las sustancias se hubiesen de machacar separadamente, se observará el más escrupuloso cuidado para que la mezcla de las partes se haga exacta y perfectamente.

4° Se evitará la acción nociva de ciertas sustancias en el acto de la pulverización y tamización, como las cantáridas, el albayalde y otras, cubriendo con paño o con piel la boca del mortero. Se ha de contundir de modo que quede poco o ningún residuo en las sustancias homogéneas en sus masas, como son metales, sales, etc. Por el contrario, se dejará mayor o menor residuo en las sustancias vegetales según fueren más o menos leñosas.

5° Todas las sustancias, después de divididas convenientemente por medio de la contusión, trituración, etc., deben ser pasadas por cedazo, y se escogerán al efecto los tamices más o menos finos, con arreglo a la densidad que se quiera dar al polvo.

Los polvos se guardan en vasos opacos y bien tapados.