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LUXACIONES O DISLOCACIONES

LUXACIONES DEL PIE HACIA ATRÁS Y ADELANTE


3° Luxación del pie hacia atrás.

El astrágalo se coloca detrás de la muesca tibio-peroniana, de tal suerte que la tibia descansa en el cuello mismo del hueso.

Esta dislocación no puede resultar sino del movimiento de extensión forzada de la articulación tibio-tarsiana, por ejemplo, de la caída sobre un plano inclinado en el cual la planta del pie se apoya en toda su extensión, o de la caída hacia atrás hallándose el pie cogido entre dos objetos.

Señales. La cara dorsal del pie se acorta: el calcañar se alarga proporcionalmente por atrás. Los tobillos muchas veces se quiebran.

Para reducir, se dobla la pierna contra el muslo, recházanse las superficies articulares en sentidos opuestos, y por último se dobla el pie en ángulo recto con la pierna. Para mantener la reducción, se aplica una almohadilla llena de algodón, y doblada por su mitad, sobre la parte posterior de la pierna, desde el calcañar hasta la corva de la pierna: sobre la almohadilla se pone una tablilla que se asegura con dos vendas, una en la parte superior de la pierna y la otra en la inferior, de modo que empuje el calcañar hacia adelante y la tibia hacia atrás.

4° Luxación del pie hacia adelante.

El borde posterior de la roldana del astrágalo corresponde al borde anterior de la muesca tibio-peroniana. El borde posterior de la superficie articular de la tibia descansa en la parte más extrema del calcáneo. Esta luxación se produce por el movimiento de flexión forzada del pie sobre la pierna.

Síntomas. El empeine del pie se alarga; desaparece la prominencia de calcañar, y ambos tobillos quedan más cerca de la planta del pie.

La reducción se hace según los mismos principios que han sido es puestos en la luxación hacia atrás.

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