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INYECCIONES HIPODÉRMICAS

JERINGAS


Las más empleadas son las que se llaman Jeringas para inyecciones subcutáneas; son de reducido tamaño y contienen 1 centímetro cúbico de agua. Está graduada la varilla del émbolo, pero es meramente empírica la tal graduación, y no ofrece ninguna exactitud.

Cuando se quiera conocer exactamente la cantidad que representa cada división de la graduación será menester pesar la jeringa llena hasta determinado nivel, después se empujará el émbolo hasta cierto número de divisiones, v. g. 10; entonces se volverá a pesar la jeringa y se dividirá la diferencia de peso por 10.

Además de estas jeringas para inyecciones subcutáneas, se han construido otras mayores que contienen 3 centímetros cúbicos de líquido, que se aplican sobre todo a las inyecciones subcutáneas antisépticas. A veces están provistas de aletas laterales para ayudar al descenso del émbolo.

No se olvide que ciertas soluciones alteran el cuero del émbolo, y por eso, antes de la inyección, siempre se averiguará la integridad de dicho émbolo.

Son las agujas de muy pequeño calibre y todas rematan por una punta afilada. Unas se atornillan, otras se aplican directamente al émbolo de la jeringa. No se emplearán las primeras, porque si se quiere repetir la inyección en el mismo punto, es forzoso repetir la picadura, a menos que se destornille la jeringa, lo que es largo y penoso.

Son generalmente cortas las agujas, de 3 centímetros, término medio: pero las hay mucho más largas. Por lo común, son preferibles las cortas. Se obliteran fácilmente estas agujas, siendo por lo tanto necesario conservar, después de cada inyección, un hilo de plata en el interior de ellas. También se cuidará que esté siempre muy afilada la extremidad de estas agujas.

Después de emplearse una jeringa, se limpiará con el mayor esmero y aun se lavará con soluciones antisépticas.

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