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FRACTURAS

FRACTURAS DE LA PIERNA, TIBIA Y PERONÉ


Fractura de la tibia.

Síntomas.
Dolor local, aumentando por la presión; desigualdades sobre el trayecto de la cresta de la tibia; movilidad y crepitación percibidas cuando se comprimen los fragmentos en sentido contrario.

Tratamiento.
El mismo modo de reducción, y el mismo aparato que en la fractura de los dos huesos de la pierna.

Fractura del peroné.

Síntomas.
Cuando la fractura tiene lugar en la porción inferior del hueso, va caracterizada por la crepitación, movilidad de los fragmentos y desviación del pie hacia afuera; pero si existe en la porción superior del hueso, las señales son muy oscuras: el dolor, la hinchazón y la dificultad de andar son los únicos síntomas que se notan.

Tratamiento.
Colocar el pie en la dirección normal de la pierna, y aplicar el aparato. Este se compone de un saquito de algodón de largura igual a la de la pierna, replegado sobre sí mismo en forma de cuña, el cual se aplica sobre el lado interno de la pierna, con la base dirigida hacia abajo y apoyando en el tobillo interno, sin rebasarlo; el ápice dirigido hacia arriba se apoya en la porción superior de la tibia. Encima del saquillo se pone una tablilla, más larga que la pierna, de manera que exceda inferiormente a la planta del pie 8 centímetros. Sujétanse el saquillo y la tablilla con vendaje circular, extendiéndolo desde la parte inferior de la rodilla hasta la mitad de la pierna, en donde se asegura con alfileres. Aplicase entonces sobre la margen externa del pie, por debajo del tobillo, una venda que se pasa por encima de la tablilla interna, y cuyas vueltas se cruzan en el empeine del pie. Este segundo vendaje empuja el pie hacia adentro, y se opone a que se vuelva hacia afuera.

El enfermo debe conservar el aparato durante 30 a 40 días, tiempo necesario para la formación del callo.

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