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FORMAS MEDICINALES

JARABES


Son medicamentos líquidos, dulces y agradables, un poco viscosos y untuosos, más pesados que el agua, que se preparan disolviendo azúcar, por medio de calor blando, en agua pura o cargada de principios medicamentosos. El azúcar forma los dos tercios de su peso, poco más o menos; les da una densidad de cerca 1,32 35° Baumé, a la temperatura de +15°, y de 1,26 30° Baumé, cuando hierven; en este último caso, el termómetro marca 105°. Todos los jarabes no tienen exactamente la misma densidad: disminuyese la proporción de azúcar para los que se preparan con líquidos vinosos o zumos ácidos.

Entran en la composición de los jarabes los productos de la infusión de una sola o más sustancias, los jugos expresos, los jugos fermentados de los frutos, y también los jugos emulsivos. El fin de esta preparación es el de conservar sin que se alteren, y durante largo tiempo, las partes solubles de los vegetales, o para endulzar otros líquidos, y bacerlos más gratos al paladar.

Los jarabes se preparan:
1° Por simple solución en frío y filtración por papel.
2° Por solución en el grado de ebullición, clarificación con albúmina, y filtración por colador de lana.
3° Por destilación y solución.

La clarificación de los jarabes se opera, cuando es necesaria, ya por medio de la clara de huevo, ya con la pasta de papel. En el primer caso dilúyese la clara de huevo en muy poca cantidad de agua, y añádese al jarabe, que se hace hervir; después se quita con espumadera la albúmina coagulada. Conviene observar aquí que la clarificación por la albúmina puede dejar una porción de esta última en el jarabe, y convertirse en causa de fermentación. Para los jarabes en cuya composición entran muchas sustancias, ha sido propuesta la clarificación por descenso: consiste ésta en echar la albúmina diluida en agua, y obligar a las espumas a caer al fondo del cazo, sirviéndose para ello de la espumadera. Después se deja depositar.

También se puede clarificar un jarabe con pasta de papel. Al efecto, mójase en agua papel sin cola, contúndese para desmenuzarlo y reducirlo a pasta; déjase escurrir el agua en un cedazo; diluyese esta pasta en el jarabe hirviendo, y ya cocido, se vierte todo en un colador de lana. Vuélvese a echar en el colador el primer jarabe que haya pasado. El papel, posándose sobre, el paño, forma un excelente filtro que funciona enérgicamente.

Solo después de completamente enfriados, es cuando los jarabes se guardan en vasos bien tapados y en lugar fresco.

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