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FIEBRES

TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS DE LA FIEBRE TIFOIDEA


Contra la cefalalgia, sinapismos en las piernas, y paños en la cabeza mojados en agua fría con vinagre.

Agua gaseosa contra los vómitos.

Si hay diarrea abundante y pertinaz, lavativa con almidón, lavativa emoliente y calmante, lavativa con claras de huevo, lavativa con cocimiento de ipecacuana. Cataplasmas de linaza en el vientre.

Contra la postración: mixtura alcohólica. Lavativas con infusión de manzanilla romana, lavativa de quina, fricciones en el vientre con aceite alcanforado, poción gomosa con 15 a 36 gotas de licor de Labarraque. Lavativa clorurada. Cataplasmas de linaza en el vientre rociadas con licor de Labarraque; éter sulfúrico, jarabe de éter; poción antiespasmódica, alcanfor, píldoras antisépticas de Kipeler, píldoras alcanforadas nitradas, almizcle, julepe almizclado, lavativa de almizcle.

Contra los síntomas atáxicos: valeriana; infusión de valeriana compuesta, cocimiento de valeriana y quina.

Si las paredes bucales estuvieran cubiertas de tuligmosidades, introdúzcase en la boca un gajo de naranja o de limón.

Contra la hemorragia nasal: aplicar paños mojados en agua fría y vinagre sobre la frente, o tapar los caños de la nariz con hilas.

Contra la hemorragia intestinal: preparaciones de ratania, poción astringente, lavativa con extracto de ratania, limonada sulfúrica, poción con percloruro de hierro.

Contra el insomnio y los fenómenos nerviosos: jarabe de diaquilón, clorhidrato de morfina, codeína, jarabe de lactucario.

Si hubiese tos, y dificultad de respirar, jarabe de bálsamo de Tolú, vejigatorio en el pecho.

Palpar a menudo la región hipogástrica para ver si la vejiga no está tendida por la acumulación de la orina: si así sucediese, recurrir al cateterismo para evacuar las orinas.

Cambiar a menudo la posición del enfermo, curar las excoriaciones, las heridas que se manifiestan en el sacro, con cerato simple, almidón, polvos de quina, licor de Labarraque, y emplear almohadas elásticas.

El método evacuante (aceite de ricino, sulfato de magnesia, sulfato de sosa, agua de Sedlitz, limonada de citrato de magnesia, emético, ipecacuana) es empleado al principio de la fiebre tifoidea en la generalidad de los casos, en cuanto a las sangrías generales o locales, raras veces están indicadas, se deben emplear con mucha prudencia y, por excepción, en los individuos pletóricos y atormentados por el dolor de cabeza fuerte y permanente, con pulso enérgico y acelerado, y cuando la congestión o inflamación de algún órgano las reclama imperiosamente. Los vejigatorios en las piernas raras veces son útiles.

En el cuarto del enfermo es de necesidad el más esmerado aseo, y la renovación del aire; muchas veces al día.

Colocar en el cuarto platos con disolución de cloruro de cal, y esparcir por el suelo agua fénica. Desinfectar las evacuaciones con sulfato de hierro.

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