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FIEBRES

CUIDADOS ESPECIALES EN LA FIEBRE TIFOIDEA


Es larga la convalecencia de la fiebre tifoidea y exige minuciosos cuidados. El mudar de aires y morar en el campo ejercen siempre feliz influencia sobre el restablecimiento del enfermo.

Durante la enfermedad y después de ella es de toda necesidad que se desinfecten los vasos destinados a las evacuaciones de los enfermos y lo mismo las ropas de cama.

Las personas que viven en contacto con los enfermos de tifus deberán desinfectarse las manos a cada momento, pues un solo germen que puede quedar en la mano e introducirse con los alimentos en el tubo digestivo es bastante para propagar la enfermedad.

Las materias evacuadas han de ser enterradas profundamente y nunca se mezclarán con las de las personas sanas, por ser estas materias la verdadera fuente del contagio.

Habrá mucho aseo en el cuarto del enfermo y se renovará el aire continuamente y se mudarán las sábanas luego que dejaren de estar limpias.

Cuando ha permanecido el enfermo doce o quince días acostado de espaldas, se forman en las caderas placas coloradas y después oscuras que se originan de la gangrena y se llaman escaras. Se curan salpicándolas con polvos de quina y mudando frecuentemente de posición al enfermo, o acostándole en un colchón de agua.

Muchas veces tiene el enfermo retención de orina, y es necesario sondar con sonda blanda de caucho; nunca se empleará sonda metálica.

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