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ENFERMEDADES DE LA PIEL

TRATAMIENTO DE LA MORFEA


Tratamiento de la morfea por el. Dr. Beauperthuy.

El doctor Beauperthuy era un medico francés que residía en Cuminá (Venezuela), en donde empleaba contra la morfea un tratamiento que tenía grandes ventajas, y se hizo tan notorio, que los gobiernos ingles y francés, en 1809, mandaron cada cual un médico para entenderse con el Dr. Beauperthuy, y observar los resultados de su tratamiento, que es el siguiente:

1° Régimen nutritivo y abundante, compuesto de carne de vaca fresca y de vegetales frescos. Abstinencia de pescados, de carne salada y de bebidas alcohólicas. Permítese el vino flojo o de Burdeos en corta cantidad. Abstención completa de carne de puerco, salada o fresca.

2° Los enfermos deben habitar una localidad sana, alejada de los pantanos, etc. Deben dormir bajo mosquiteros, a fin de evitar las picaduras de los mosquitos, que irritan la piel y tal vez propagan el mal. No deben habitar el mismo cuarto más de dos personas, y aun mejor será si cada una tiene el suyo aparte.

3° Internamente, sublimado corrosivo, a la dosis de medio centigramo una vez por día. La mejor forma para la administración de este medicamento es la del licor de Van Swieten; el enfermo tomará 5 gramos de este licor por la mañana en una taza de agua fría. Por la noche, debe tomar 2 gramos de bicarbonato de sosa en una taza de agua fría simple o con azúcar. De esta explicación resulta que el enfermo tomará por la mañana el sublimado, y por la noche el bicarbonato de sosa, siguiendo el uso de ellos durante todo el tiempo del tratamiento. Si el sublimado llegase a afectar la boca, o produjese cualquiera irritación del tubo intestinal, débese interrumpir inmediatamente su uso, sustituyéndolo por el bicarbonato de sosa, cuya dosis se aumentará gradualmente hasta que el enfermo llegue a tomar 30 gramos por día.

4° Sobre los tubérculos de la morfea, aplicar el aceite de castaña de acajú, obtenido por la evaporación espontánea de la tintura de castaña de acajú. Muélese esta bien en mortero de piedra o de madera antes de exponerla a la acción del alcohol. El aceite flota sobre el alcohol y puede ser separado. Aplícase por medio de esponja; en 24 horas produce una ligera cauterización; fórmase una costra o escara que no se debe tocar, sino dejarla caer naturalmente. Después de caída la costra, se vuelve otra vez a la aplicación del aceite de acajú. A medida que los tubérculos disminuyen, hácense más tenues las costras de las aplicaciones subsecuentes, y por último translúcidas. Cuando los tubérculos son pequeños o de formación reciente, esto es, de menos de un año, una sola aplicación restablecerá la sensibilidad, y dos o tres más destruirán el tubérculo, dejando la piel perfectamente sensible, suave y sin cicatriz. Cuando son más antiguos y abultados los tubérculos, necesarias serán dos o tres aplicaciones para despertar la sensibilidad, y cinco o seis más para su destrucción completa. Para los tubérculos duros y redondos, en los lóbulos de las orejas, la aplicación es diferente. El Dr. Beauperthuy practicaba sobre ellas punciones con una aguja mojada en el mismo aceite, lo cual provocaba la supuración, y las destruía con mayor presteza. Como aplicaciones externas, se pueden emplear la copaiba, y la pomada de ioduro de potasio.

5° Fricciones mañana y noche por todo el cuerpo con aceite de coco o aceite de olivas.

6° Un baño de agua y jabón antes de cada una de las fricciones.

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