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ENFERMEDADES DE LA PIEL

TRATAMIENTO DE LA ERISIPELA


En la erisipela simple, sin complicación, dejar al enfermo tranquilo, no darle sino caldo de gallina o de carne, y algunas bebidas refrigerantes, tales como el cocimiento de cebada, limonada, naranjada; combatir el dolor de cabeza con sinapismos aplicados momentáneamente en las extremidades inferiores.

Cuando la erisipela principia por calofríos, cefalalgia, fiebre o náuseas, lo primero que se debe hacer es calentar al enfermo, provocar la transpiración con infusión de saúco, borraja, corteza de limón, etc. Después darle bebidas diluentes y acídulas como la decocción de arroz, de cebada, etc.

En la mayor parte de casos, y no siendo grave la enfermedad, basta este sencillo tratamiento. Cuando es más intensa, se puede administrar un purgante, o 5 centigramos de emético.

Por lo común no hay necesidad de recurrir a las aplicaciones locales; en muchos casos conviene solo espolvorear el sitio alertado con almidón o con almidón y alcanfor en polvo.

Sin embargo, si la rubicundez permanece algunos días o va acompañada de mucho dolor y tensión, útil será la aplicación de cataplasmas de fécula. Contra la hinchazón consecutiva, recomiéndanse las fricciones con pomada marcial, con glicerado de sulfato de hierro, aplicaciones de paños mojados en la disolución de sulfato de hierro, de alcanfor mojado y contenido entre dos lienzos; algodón cardado; compresión metódica; amasamiento.

Si la erisipela estuviese acompañada de síntomas adinámicos, adminístrese la poción de Todd, las preparaciones de quina. Dar salida al pus si la erisipela termina por supuración; hacer una grande abertura cuando esta supuración se forma en la cabeza, y aplicar después cataplasmas de fécula. Sostener las fuerzas del enfermo con bebidas tónicas y régimen conveniente. Si la erisipela deja una hinchazón permanente en la parte atacada, procédase como queda indicado en la Elefantíasis.

En la erisipela de la cara, administrar 5 centigramos de emético en 500 gramos de agua, que se dan a copas; aplicar paños mojados en infusión tibia de flores de saúco sobre el lugar afectado, y cambiarlos tan luego como se hayan secado. Después del emético administrar internamente, al siguiente día, vino de quina a la dosis de 60 a 120 gramos diarios. Si el delirio fuera grande y continuo, lo cual no tiene lugar sin que la fiebre sea intensa, auméntese la dosis del vino de quina basta 250 gramos por día (Jaecoud).

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