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ENFERMEDADES DEL OÍDO Y LA NARIZ

OTITIS EXTERNA AGUDA


Inflamación de la membrana que tapiza el conducto auditivo externo.

Cuando es leve va caracterizada por las punzadas, por la sensación de quemadura en el conducto auditivo. Si es más intensa sobrevienen dolores e hinchazón del conducto.

Después de uno o más días manifiéstase un corrimiento de materia blanquecina, amarillenta o verdosa, a veces mezclada de sangre. La facultad de oír está amenguada. Si la inflamación es flegmonosa, el dolor es intenso; sobrevienen fiebre, supuración, zumbidos extraordinarios, sordera casi completa.

Tratamiento.

En la inflamación leve, recurrir a las inyecciones con cocimiento templado de linaza, raíz de malvavisco, infusión de adormideras, beleño, con leche tibia. Instilar en el oído aceite de almendras dulces, o bálsamo tranquilo, calientes. Dirigir al oído vapores de agua caliente, o de infusión de flores de saúco. Aplicar sobre la oreja cataplasmas de linaza o de fécula Pediluvios sinapizados. Purgantes.

En la inflamación intensa, aplicar 8 a 10 sanguijuelas atrás de la oreja, continuando con las inyecciones emolientes o calmantes y las cataplasmas de linaza. Extraer con limpia-oídos las concreciones que a veces se forman en el conducto auditivo, o disolverlas con inyecciones de agua tibia o con la mezcla de aceite caliente y de éter sulfúrico a partes iguales.

Si la inflamación terminase por un absceso, este se manifestará por la elevación dura y dolorosa sobre el conducto, preciso será abrirlo con lanceta. Los incidentes cesan después de la evacuación del pus.

Esta otitis dura de tres a siete días.

La facultad de oír se recupera casi siempre, excepto en los casos de extensión y de persistencia de la inflamación sobre la membrana del tímpano.

Las inyecciones de cataplasmas emolientes serán continuadas basta que hayan totalmente curado el dolor y la supuración.

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