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ÁCIDOS

ACIDO CIANHÍDRICO, HIDROCIÁNICO O PRÚSICO


(Acide cyanhydrique, hydrocyanique ou prussique, fr.).

El ácido cianhídrico puro, esto es, anhidro, es un líquido sin color, de olor fuerte, parecido al de las almendras amargas. Altérase a veces en algunas horas; otras veces se conserva largo tiempo sin descomponerse. Al alterarse toma un color pardo que con el tiempo se oscurece más y más, y deposita abundante cantidad de materia negra. Obtiénese del cianuro de mercurio; antiguamente se sacaba del azul de Prusia, sustancia que se prepara con sangre de buey, carbonato de potasa y sulfato de hierro.

El ácido cianhídrico puro es uno de los más violentos venenos; una sola gota, echada en la lengua de un perro, lo mata casi instantáneamente; derramado en cierta cantidad sobre la piel, puede ocasionar serios accidentes y hasta la muerte; simplemente respirado produce síntomas muy graves. Si la dosis de este veneno no es bastante para ocasionar la muerte, produce vértigos, entorpecimiento y debilidad en los miembros; las pulsaciones del corazón se vuelven flojas y lentas, los ojos se inmovilizan, la pupila se dilata y es insensible a la luz.

El ácido cianhídrico puro no es el ácido de las farmacias. Este, llamado ácido cianhídrico medicinal, es la disolución de una parte de ácido cianhídrico anhidro en 9 partes de agua (Cód. fr.).

El ácido cianhídrico medicinal es un líquido muy fluido, incoloro, de olor de almendras amargas, soluble en agua y alcohol. Es muy volátil y muy alterable. Debe ser conservado en frascos de tapón esmerilado, y guardado al abrigo de la luz en frascos negros o amarillos. Cuando se altera, toma el color pardo más o menos oscuro.

El ácido cianhídrico medicinal, diluido en agua, es aconsejado internamente, como calmante, en las toses nerviosas, asma, coqueluche, tisis, afecciones del corazón, y dolores ocasionados por el cáncer; y externamente, en lociones, en las enfermedades cutáneas, para mitigar el prurito; pero este medicamento se hace con frecuencia peligroso, rara vez curativo, motivos por los cuales no debería ser empleado en la terapéutica. Para evitar cualquier desgracia, vale más recurrir al agua del laurel cerezo, que debe sus virtudes a la presencia del ácido prúsico, y que es de menor energía.

Mezclado con pociones dulces, cocimientos o jarabes, se descompone del todo al cabo de pocas horas.

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