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ÁCIDOS

ÁCIDO CARBÓNICO


(Acide carbonique, fr.).

El ácido carbónico es un gas, más pesado que el aire atmosférico, sin color, de olor picante, de sabor acídulo, soluble en el agua; a él deben las aguas minerales de Seltz, de Vichy, la cerveza y el vino de Champaña, la propiedad de hacer espuma. Desarróllase en la mezcla antiemética de Riverio, y en general por la acción de los ácidos sobre los carbonatos alcalinos; como acontece en la disolución de los polvos que en el comercio circulan con el nombre de polvos de Seltz y de Sedlitz. El agua en la presión ordinaria puede disolver un volumen de gas ácido carbónico; pero elevando la presión, se puede elevar a voluntad la cantidad de gas de que ella se puede saturar.

En las fábricas de aguas gaseosas, este gas se obtiene por la acción del ácido sulfúrico o clorhídrico sobre el carbonato de cal.

Cuando este gas se halla mezclado en gran cantidad con el aire que se respira, produce la asfixia. Las personas expuestas a esta atmósfera experimentan dolores de cabeza, vértigos, disminución de fuerza muscular, zumbidos en los oídos, tendencia al sueño, y síncopes. Después mengua el pulso, sobrevienen convulsiones y la muerte. Los primeros fenómenos se combaten con los medios indicados en la Asfixia por el vapor del carbón en el Memorial terapéutico.

Disuelto en agua, sobre todo por medio del aparato de compresión, el gas ácido carbónico forma una bebida que lleva el nombre de agua gaseosa, muy útil contra las gastralgias, vómitos nerviosos y hastío. (V. Aguas acídulas gaseosas.)

Dirigido sobre la membrana mucosa ocular o nasal, el gas ácido carbónico produce en ellas un prurito intenso y excesivamente doloroso. Introducido en el estómago, por movimientos repetidos de deglución, provoca una sensación agradable de calor epigástrico, y aumenta la actividad de los vasos absorbentes. Aplicado externamente en las heridas, sobre todo en las úlceras atónicas, modifica favorablemente la superficie, y quita al pus su olor fétido. Esta calidad antipútrida es manifiesta aun en otra enfermedad, la ozena, en la cual las duchas nasales del gas ácido carbónico quitan con prontitud el mal olor del aliento. Estas mismas duchas gaseosas, dirigidas al útero, calman los dolores producidos por el escirro, o por las otras enfermedades de dicho órgano.

Hánse ideado aparatos productores de gas ácido carbónico para estas aplicaciones. Uno de estos aparatos consiste en una botella de vidrio fuerte en la cual se meten sustancias que pueden producir el desarrollo del gas ácido carbónico, y son: ácido tártrico, bicarbonato de sosa y agua. Un tubo de goma elástica vulcanizada, adaptado al cuello de la botella, facilita la conducción del gas sobre la oftalmía escrofulosa, sobre el cáncer ulcerado, sobre una herida, etc. También se emplea el agua cargada de gas ácido carbónico, para la curación de las heridas, y en inyecciones vaginales en las ulceraciones del útero.

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